La llamada de auxilio que lanzó el Real Mallorca a la sociedad
mallorquina ha calado de manera importante en el sector empresarial
y hotelero de la Isla. Sin embargo, unificar esfuerzos y animar a
un colectivo a que vaya por el mismo camino no es una labor fácil.
En esta operación, desde su inicio, ha habido muchas y variadas
claves que han posibilitado un final feliz.
El primer problema
El gran y primer inconveniente con el que se encontraron los
ejecutivos del Mallorca fue el factor tiempo. La operación debía
hacerse de forma rápida. Faltaban quince días para la final de Copa
y lo ideal era tenerla cerrada antes de empezar la venidera
temporada. En condiciones normales los directamente implicados
aseguraban que esta ampliación necesitaba, como mínimo, de medio
año para su elaboración.
Empezar de cero
Cuando se hizo público el 11 de junio que el consejo de
administración aprobaba realizar la ampliación, se pensó que los
ejecutivos del club balear tenían ya suscritos acuerdos verbales
con diferentes empresarios. Con el tiempo se confirmó que esto no
era así y que las negociaciones empezaban de cero.
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