La hora de la verdad ha llegado, y con ella la disputa del primer
título oficial del curso 2003/04. La Supercopa de España alza el
telón de una temporada intensa, de la que Real Mallorca y Real
Madrid, vigentes campeones de Copa y Liga son los primeros
protagonistas de excepción. El estadio de Son Moix será testigo
directo de la primera aparición legal del nuevo proyecto galáctico
de Florentino Pérez. Pero si ha habido un nombre propio a lo largo
del verano, y en consecuencia, a lo largo y ancho de la Supercopa,
ése es el de David Beckham. El nuevo crack mediático del madridismo
está llamado a ser el centro de atención de una cita importante
para los aficionados, que volverán a saciar su sed de alta
competición con la Supercopa.
Ese trofeo fue el primero de índole oficial que pudo incluir en
sus vitrinas el Real Mallorca. Era el mes de agosto de 1998 y
empezaba a fraguarse la leyenda del mejor Mallorca de todos los
tiempos. Pero el panorama es muy diferente cinco años después, y el
protagonista será el otro grande del balompié español. El Real
Madrid ha sido el epicentro informativo del estío. El fichaje del
inglés ha revolucionado el mercado y hace de este bloque un rival
imbatible hombre por hombre. Ronaldo, Figo, Casillas, Zidane... Son
demasiadas razones y obligaciones para dar el primer aviso de la
temporada y levantar la Supercopa.
Las exigencias del once de Carlos Queiroz, que releva a Vicente
del Bosque en el banquillo de Chamartín, son ilimitadas, y por ello
deberá dar la talla ante un rival sobre el papel inferior, pero que
en su último paso por el Bernabéu se permitió la frivolidad de
golear (1-5) a un conjunto que, respecto al que saltará esta noche
a la hierba de Son Moix, tan sólo dejaba de contar con la presencia
del omnipresente Beckham.
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