Samuel Etoo intenta controlar el esférico ante la presión de Raúl Bravo.

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El Real Mallorca perdió la Supercopa y se diluyó en la galaxia del Bernabéu. Los rojillos tuvieron a dos enemigos claros: Iker Casillas y el árbitro, que en detalles pequeños y no tan pequeños, barrió siempre hacia el más grande. El Mallorca que se plantó en el Bernabéu era un equipo con las ideas claras. Dejó la iniciativa al rival, pero no le permitió jugar con comodidad. Los de Pacheco atascaron el partido.

El primero en notar que el encuentro estaba atascado en la zona de creación fue Zidane. El francés empezó creando en el círculo central, pero sus maniobras eran continuamente interrumpidas por el trabajo del centro del campo balear. A partir de ahí el «cerebro» del Madrid empezó a estar incómodo. Además, Zidane tiene un problema, y es que no todos sus compañeros tienen su nivel. Michel Salgado no es un galáctico y falló dos claras ocasiones de gol (min.16 y 27). El Mallorca aguantaba bien y Nadal volvía a ser grande. El manacorí lidero a la zaga en el primer tiempo y ofreció un recital de cómo interceptar balones e iniciar jugadas. El Madrid obligaba a jugar en defensa al Mallorca.

Estaba previsto que éso sucediera y así fue. El partido que se veía era el que quien más quien menos podía llegar a pensar que se daría. Ofensivamente Ibagaza dio muestras de su calidad, pero en los últimos metros no encontraba ningún socio que finalizara lo que Ariel inventaba sobre el campo. La defensa balear no se andaba por las ramas. O paraba el balón o paraba el jugador, de ahí que por las inmediaciones del área los merengues dispusieran de más de un libre directo para marcar, aunque Beckham en dos ocasiones, Roberto Carlos y Zidane fallaron en sus respectivos disparos.

El partido se iba muriendo en su primera parte y el Madrid no quería matarlo sin avanzarse en el marcador. El «mariscal» Zidane volvió a tomar la batuta en el medio campo. En una de esas acciones, a poco de que el luminoso marcara el 45, lanzó un disparo a puerta que fue aprovechado por Roberto Carlos que metió a Raúl. El 7 del Madrid no falló y en posición más que dudosa, consiguió batir a Franco. El gol psicológico dejó tocado al Mallorca y se demostró en el arranque del segundo tiempo. Los baleares bajaron la tensión varios puntos y eso lo aprovechó el Madrid. Ronaldo, en el minuto 52, finalizó una acción genial de Zidane y Figo y entorchó el segundo. Con este marcador, el once de Pacheco intentó reaccionar, y de hecho lo consiguió, pero el Madrid tiene un verdadero galáctico que es Iker Casillas. El portero sacó tres acciones claras de gol a Bruggink, Perera e Ibagaza. Quien perdona suele pagarlo y ayer volvió a suceder. Beckham finalizó una acción de Zidane, marcó el tercero y dio definitivamente la Supercopa al Madrid. El tercer título tendrá que esperar.

El colegiado del partido, Luis Medina Cantalejo, perjudicó gravemente al Mallorca en dos acciones puntuales. Primero en la jugada del gol de Beckham. Anteriormente, en el nacimiento de esa acción, el francés hizo una clara falta sobre Toni González que el trencilla no señaló. La jugada finalizó con el tanto del jugador inglés. La otra acción clara en la que se vio perjudicado el Mallorca fue en un penalti que no ofreció dudas de Roberto Carlos sobre Perera. El árbitro también giró la cabeza y favoreció al equipo grande. En acciones de fueras de juego, también barrió hacia casa.