El Real Mallorca perdió la Supercopa y se diluyó en la galaxia
del Bernabéu. Los rojillos tuvieron a dos enemigos claros: Iker
Casillas y el árbitro, que en detalles pequeños y no tan pequeños,
barrió siempre hacia el más grande. El Mallorca que se plantó en el
Bernabéu era un equipo con las ideas claras. Dejó la iniciativa al
rival, pero no le permitió jugar con comodidad. Los de Pacheco
atascaron el partido.
El primero en notar que el encuentro estaba atascado en la zona
de creación fue Zidane. El francés empezó creando en el círculo
central, pero sus maniobras eran continuamente interrumpidas por el
trabajo del centro del campo balear. A partir de ahí el «cerebro»
del Madrid empezó a estar incómodo. Además, Zidane tiene un
problema, y es que no todos sus compañeros tienen su nivel. Michel
Salgado no es un galáctico y falló dos claras ocasiones de gol
(min.16 y 27). El Mallorca aguantaba bien y Nadal volvía a ser
grande. El manacorí lidero a la zaga en el primer tiempo y ofreció
un recital de cómo interceptar balones e iniciar jugadas. El Madrid
obligaba a jugar en defensa al Mallorca.
Estaba previsto que éso sucediera y así fue. El partido que se
veía era el que quien más quien menos podía llegar a pensar que se
daría. Ofensivamente Ibagaza dio muestras de su calidad, pero en
los últimos metros no encontraba ningún socio que finalizara lo que
Ariel inventaba sobre el campo. La defensa balear no se andaba por
las ramas. O paraba el balón o paraba el jugador, de ahí que por
las inmediaciones del área los merengues dispusieran de más de un
libre directo para marcar, aunque Beckham en dos ocasiones, Roberto
Carlos y Zidane fallaron en sus respectivos disparos.
El partido se iba muriendo en su primera parte y el Madrid no
quería matarlo sin avanzarse en el marcador. El «mariscal» Zidane
volvió a tomar la batuta en el medio campo. En una de esas
acciones, a poco de que el luminoso marcara el 45, lanzó un disparo
a puerta que fue aprovechado por Roberto Carlos que metió a Raúl.
El 7 del Madrid no falló y en posición más que dudosa, consiguió
batir a Franco. El gol psicológico dejó tocado al Mallorca y se
demostró en el arranque del segundo tiempo. Los baleares bajaron la
tensión varios puntos y eso lo aprovechó el Madrid. Ronaldo, en el
minuto 52, finalizó una acción genial de Zidane y Figo y entorchó
el segundo. Con este marcador, el once de Pacheco intentó
reaccionar, y de hecho lo consiguió, pero el Madrid tiene un
verdadero galáctico que es Iker Casillas. El portero sacó tres
acciones claras de gol a Bruggink, Perera e Ibagaza. Quien perdona
suele pagarlo y ayer volvió a suceder. Beckham finalizó una acción
de Zidane, marcó el tercero y dio definitivamente la Supercopa al
Madrid. El tercer título tendrá que esperar.
El colegiado del partido, Luis Medina Cantalejo, perjudicó
gravemente al Mallorca en dos acciones puntuales. Primero en la
jugada del gol de Beckham. Anteriormente, en el nacimiento de esa
acción, el francés hizo una clara falta sobre Toni González que el
trencilla no señaló. La jugada finalizó con el tanto del jugador
inglés. La otra acción clara en la que se vio perjudicado el
Mallorca fue en un penalti que no ofreció dudas de Roberto Carlos
sobre Perera. El árbitro también giró la cabeza y favoreció al
equipo grande. En acciones de fueras de juego, también barrió hacia
casa.
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