El Deportivo se estrelló ante una pesadilla que le ha atormentado
durante los últimos diez meses. El Mallorca, pese a sus problemas e
incovenientes, puso en entredicho su condición del líder del
campeonato doméstico y ratificó que en los últimos tiempos se le da
especialmente bien medirse al conjunto gallego. En el último año,
ambos clubes han cruzado sus caminos en cinco ocasiones y ninguna
de ellas se ha saldado con balance favorable a los coruñeses. El
cuadro isleño ha impuesto sus credenciales en tres ocasiones y sólo
en dos ha cedido un empate, un registro impecable ante un club que
se ha consolidado como uno de los importantes del fútbol
europeo.
Este magnífico ciclo arrancó durante el mes de diciembre de
2002, cuando el Mallorca que dirigía Gregorio Manzano visitaba
Riazor tras desprenderse de una racha victoriosa. El grupo
bermellón dibujó una de sus apariciones estelares y arrancó un
positivo empate (2-2) que le sostenía en la tabla. La nota negativa
fue la lesión de Olaizola que se perdió el resto de la temporada.
En el encuentro de vuelta, a finales de abril, el Mallorca sacó los
colores al Deportivo (3-0) con los tantos de Etoo y Riera y
redondeaba una tarde espectacular.
La coincidencia llegó a la Copa donde los baleares agrandaron su
palmarés y cerraron el paso a los gallegos. En el choque de ida,
Pandiani ejecutó al que ahora es su equipo (2-3) y en Son Moix se
prolongó ese gran momento con el pase a la final (1-1). El club
balear desconocía la sensación del triunfo en Riazor en Primera
pero eso tampoco restó fuerza a la salida isleña en el centro de
operaciones gallego. Es más, aseguraba la estadística que Luis
nunca había superado a Irureta en el recinto coruñés, pero ese
registro ha pasado a ser historia gracias a una completa actuación
que podría suponer el inicio de la escalada.
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