Lekumberri y Nené disputan un balón durante el partido de ayer en el Ciudad de Valencia. Foto: ALFAQUI

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El Mallorca se dejó en Palma los argumentos para defender el título y le regaló al Levante una eliminatoria en la que nunca llegó a involucrarse. Frío, ausente y sin nada de lo que echar mano para solucionar sus problemas, el grupo de Aragonés ofreció su versión más rácana y acabó reducido por un equipo mucho más activo, que supo interpretar mejor el partido. Pocas veces un campeón ha creído tan poco, y tal vez la única lectura positiva que pueda extraerse sea el resultado, que no fue tan amplio como pudo haber sido (2-0). El Mallorca encaró la cita muy relajado y desde que el balón se puso en movimiento se topó con un Levante mucho más metido en ella. Los de Preciado asumieron sin ningún complejo el control del partido, se encargaron de llevarlo a su terreno desde el primer minuto -con un centro del campo plagado de hombres no habituales, pero cargados de calidad-. El once local reclamó la pelota y buscó los primeros espacios, que encontró sin demasiado esfuerzo.

A los cinco minutos el Mallorca empezó a mostrar su fragilidad defensiva, mientras que Sandro y Rivera se movían ya a sus anchas por el círculo central. El primer aviso llegó cuando Ettien le ganó por primera vez la partida a Poli e indicó el camino a sus compañeros, que le siguieron sin rechistar. Era el minuto 9 y, aunque la jugada no acabó en nada, los valencianos ya habían descubierto un vacío importante en la banda izquierda del cuadro balear. La llegada reforzó la convicción azulgrana, y Rivera fue ganando protagonismo porque convertía en oro cada balón que tocaba. El Mallorca empezó a correr a expensas del contrario, y en el minuto 14 el ex madridista volvió a enlazar con Ettien y su buen centro posterior llegó a los pies de Aganzo que, adelantándose a la defensa, lograba superar por primera vez a Miki. El extremo se erigía ya en la gran pesadilla de Poli y empezaba a utilizar el carril como una autopista libre de peaje en la que se basaban la mayoría de acciones locales. El Mallorca no tenía brújula, ya que Colsa y Nagore se encontraban totalmente desplazados y en el minuto 18 volvió a repetirse la historia, ya que Ettien dejaba atrás a su par y se plantaba ante Miki; el portero consiguió desbaratar la ocasión interrumpiendo la trayectoria del balón, pero el Levante seguía creciéndose y disfrutaba de los mejores minutos de fútbol espoleado por su público.