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El Real Mallorca ha abierto de par en par las puertas del vestuario. El club ha recurrido al mercado de invierno para dotar al equipo de aire fresco y adelantar trabajo de cara al próximo verano, cuando la SAD balear tiene previsto acometer una remodelación notable en un vestuario cargado de años. El grupo se ha rejuvenecido con los refuerzos de Edu Moya y Andrija Delibasic (23 años) y Guillermo Pereyra (24), además de recurrir a la experiencia de Finidi George. A pesar de que Luis Aragonés no era partidario de traer nuevos jugadores, las circunstancias y las dudas que despierta el equipo actual, con contínuas bajadas de rendimiento, han adelantado el proceso de regeneración. Jamás el Mallorca había cambiado tantos cromos en el álbum de una misma temporada en Primera División. Sólo en la era Beltrán, con el equipo en la categoría de plata, apostó por la revolución invernal. La entidad isleña ha superado el registro de la temporada 1997-98, cuando fichó a tres jugadores en el mercado invernal (Ezquerro, Iván Rocha y Milijas) y se ha convertido en uno de los animadores de la Liga este segundo plazo para la tramitación de nuevas licencias.

El cambio de accionariado también ha supuesto una variación en la política de fichajes. Y es que el club ha realizado una inversión de futuro, contratando en enero a jugadores anotados en la libreta de la próxima temporada, como Delibasic o Pereyra. Los contratos largos firmados por estos futbolistas suponen una excepción a la regla de los últimos años. De hecho, de la media docena de fichajes de invierno sellados desde el regreso a Primera División en el verano de 1997 ninguno firmó más allá del horizonte de esa campaña. La mayoría recalaron en calidad de cedidos. Finidi George fue el primero en llegar. Luis Aragonés se interesó por su situación -se entrenaba en solitario en Sevilla a la espera de algún equipo- y el nigeriano aceptó la propuesta del club. A finales del mes de octubre, Finidi inició un periodo de prueba que concluyó, prácticamente dos meses después, con su incorporación de forma definitiva a la plantilla. El alta del interior nigeriano tuvo un efecto colateral en Iovan Stankovic. El centrocampista serbio, que recaló en la isla el pasado verano procedente del Atlético de Madrid, fue el futbolista descartado por el cuerpo técnico para poder inscribir a Finidi, que ocupa plaza de extranjero.

Con la banda derecha reforzada -Campano era su único inquilino con Raúl Martín como alternativa-, el club se fijó en reforzar su línea de fondo. En apenas unos días se alcanzó un acuerdo con el Tenerife para lograr la cesión del defensa Eduardo Moya, un futbolista polivalente que en el club chicharrero ocupaba la demarcación de lateral derecho, aunque también había jugado en la banda opuesta. De momento, Edu Moya está cumpliendo y la última lesión de Cortés le acercan a la titularidad. Cedido hasta final de la presente temporada, el Real Mallorca se ha reservado una opción de compra que concluye a mediados del mes de mayo. Al igual que sucedió con Finidi, el refuerzo de Edu Moya desemboco en otra despedida. En ese caso, el elegido fue Raúl Martín, que recaló en Tenerife cedido hasta la finalización del presente campeonato.