Iván Ramis, Toni González y Miki Garro, ayer en la Plaza Roja de Moscú. Foto: JOAN TORRES

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Xisco Cruz (Moscú)

El entrenador madrileño sabe que tiene una coartada en esta eliminatoria: el partido de vuelta se juega en Son Moix y eso es una ventaja. Por eso ha decidido aplicar el bisturí en el equipo y hacer rotaciones, algo que puede devolverle la titularidad a tipos como Olaizola o Marcos, que se han quedado al margen desde hace tiempo. Luis no quiso desvelar el once inicial, pero todo apunta a que va a ser muy distinto al que empató en Pamplona. Olaizola recuperará casi con toda seguridad su lugar en el lateral derecho, mientras Iván Ramis y Lussenhoff forman pareja de centrales y Poli actúa por la banda izquierda.

La temperatura en Moscú ha mejorado. Ha dejado de nevar y el frío ya parece algo pretérito. Tal vez por eso dijo ayer Luis que el termómetro no iba a ser motivo de obsesión, a pesar de que sabe el técnico madrileño que es imposible apartar la vista del cielo. El campo está helado y el césped quemado, algo que lo va a entorpecer todo. Además, el Lokomotiv Stadium está a las afueras de la ciudad y el frío allí es mucho más tangible. A pesar de los elementos, el Mallorca le ha lanzado un desafío al clima y buscará ante el Spartak (19.00, hora de Moscú) un resultado que le allane la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA.

El Mallorca ha advertido que este torneo puede darle buenos dividendos -deportivos, porque en lo económico el viaje a Moscú ha sido una sangría- y va echar el resto. Es el Spartak un rival menor a estas alturas de temporada y si el equipo isleño es capaz de tumbar al histórico conjunto ruso va a encontrarse de cerca con algo con lo que no contaba a principio de curso, la posibilidad de alcanzar la final de Goteborg. Por eso precisamente la plantilla destila optimismo, y por eso advirtió Aragonés tras la eliminación de Copa que esta competición iba a ser un objetivo casi prioritario.