El Mallorca perdió una oportunidad única para reencontrarse con el
triunfo en Son Moix. El grupo de Luis cumplió el trámite con pena,
flagelando a la grada tras noventa minutos infames de fútbol y
ganas. El Spartak, un equipo muy flojo, le sacó los colores a los
suplentes y estuvo a punto de transformar el protocolo (0-1). El
Mallorca ejerció la virtud de la caridad, se apiadó de su
adversario y jugó a un ritmo muy por debajo de lo habitual. A la
mitad de revoluciones, casi al trote, el grupo balear se tomó la
cuestión casi como un entrenamiento con público, una labor
burocrática que debía formalizarse sin alardes y, sobre todo, sin
desgaste físico.
Luis hizo del partido un banco de pruebas para darle minutos al
banquillo y dosificar a los titulares. Los reservas no aprobaron el
exámen en un partido para tirar a la basura. El Mallorca comenzó
con ganas y a los dos minutos rozó el gol. Bruggink sacó a pasear
su diestra, Lomaia rechazó como pudo y Correa, a puerta vacía,
envía el balón al larguero. Minutos después, Toni González selló un
buen disparo. La escasa profundidad del partido, la frialdad de la
noche y una grada desnuda, empujaron al grupo de Luis a la desidia.
El Mallorca bajó la persiana, se echó a dormir y resucitó a un
muerto vestido de blanco.
El Spartak se adueñó poco a poco del trámite. Kalynichenko dio
el primer susto con un disparo a bocajarro que despejó Miki con el
rostro. Pjanovic lo probó más tarde. El atasco en la zona de
creación mallorquina era considerable. Marcos y Nagore apenas
alzaban la vista y Nené se empeñaba en flagelar a la afición con
sus disparos a la publicidad estática. Un error del brasileño
convocó a la sorpresa del 0-1. Nené cometió un error de
principante, despejar un balón de la defensa al centro, Samedov le
adivinó la intención y fusiló a Miki Garro. El brasileño se echó
las manos a la cabeza para esconderse, pero el público no se lo
perdonó en todo el partido. Minutos antes, Etoo, el único titular
que alineó Luis, lo probó con un toque suave que salió rozando el
poste.
El guión no se alteró tras el regreso de los vestuarios. Luis
mandó a Etoo a la ducha en el descanso para dar entrada a Jesús
Perera, uno de los goleadores en Moscú. El Spartak se fue creciendo
ante la apatía indígena, aderezada desde la grada por los silbidos
de la afición. El Mallorca tuvo un grave problema en su izquierda.
Ni Nené ni Toni González supieron taponar la hemorragia y Samedov
hizo lo que quiso por ese carril. Kovtun perdonó con un cabezazo y
Mitreski firmó un larguero que hubieran acercado la prórroga. Me
pregunto cuantos aficionados hubieran soportado treinta minutos más
de fútbol (?).
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