Samuel Etoo intenta superar la salida de Lomaia, guardameta del Spartak. Foto: MONSERRAT

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El Mallorca perdió una oportunidad única para reencontrarse con el triunfo en Son Moix. El grupo de Luis cumplió el trámite con pena, flagelando a la grada tras noventa minutos infames de fútbol y ganas. El Spartak, un equipo muy flojo, le sacó los colores a los suplentes y estuvo a punto de transformar el protocolo (0-1). El Mallorca ejerció la virtud de la caridad, se apiadó de su adversario y jugó a un ritmo muy por debajo de lo habitual. A la mitad de revoluciones, casi al trote, el grupo balear se tomó la cuestión casi como un entrenamiento con público, una labor burocrática que debía formalizarse sin alardes y, sobre todo, sin desgaste físico.

Luis hizo del partido un banco de pruebas para darle minutos al banquillo y dosificar a los titulares. Los reservas no aprobaron el exámen en un partido para tirar a la basura. El Mallorca comenzó con ganas y a los dos minutos rozó el gol. Bruggink sacó a pasear su diestra, Lomaia rechazó como pudo y Correa, a puerta vacía, envía el balón al larguero. Minutos después, Toni González selló un buen disparo. La escasa profundidad del partido, la frialdad de la noche y una grada desnuda, empujaron al grupo de Luis a la desidia. El Mallorca bajó la persiana, se echó a dormir y resucitó a un muerto vestido de blanco.

El Spartak se adueñó poco a poco del trámite. Kalynichenko dio el primer susto con un disparo a bocajarro que despejó Miki con el rostro. Pjanovic lo probó más tarde. El atasco en la zona de creación mallorquina era considerable. Marcos y Nagore apenas alzaban la vista y Nené se empeñaba en flagelar a la afición con sus disparos a la publicidad estática. Un error del brasileño convocó a la sorpresa del 0-1. Nené cometió un error de principante, despejar un balón de la defensa al centro, Samedov le adivinó la intención y fusiló a Miki Garro. El brasileño se echó las manos a la cabeza para esconderse, pero el público no se lo perdonó en todo el partido. Minutos antes, Etoo, el único titular que alineó Luis, lo probó con un toque suave que salió rozando el poste.

El guión no se alteró tras el regreso de los vestuarios. Luis mandó a Etoo a la ducha en el descanso para dar entrada a Jesús Perera, uno de los goleadores en Moscú. El Spartak se fue creciendo ante la apatía indígena, aderezada desde la grada por los silbidos de la afición. El Mallorca tuvo un grave problema en su izquierda. Ni Nené ni Toni González supieron taponar la hemorragia y Samedov hizo lo que quiso por ese carril. Kovtun perdonó con un cabezazo y Mitreski firmó un larguero que hubieran acercado la prórroga. Me pregunto cuantos aficionados hubieran soportado treinta minutos más de fútbol (?).