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Efe|ROMA
La muerte del ciclista italiano Marco Pantani, el pasado 14 de febrero en la localidad de Rimini, se debió a una sobredosis de cocaína, según el informe elaborado por el forense Giuseppe Fortuni y entregado al fiscal Paolo Gengarelli, en el que también se estima que no hubo la voluntad de suicidio. Según los resultados toxicológicos e histológicos de la autopsia realizada a Pantani, el forense no estima la existencia de elementos que puedan avalar la hipótesis de una voluntad de suicidio.

Así, a tenor de los resultados, el forense Fortuni en sus conclusiones señala que «las evidencias toxicológicas e histológicas convergen a identificar en una intoxicación aguda de cocaína (sobredosis), con el consiguiente edema cerebral y congestión pulmonar, la causa cierta de la muerte de Pantani». «No existen elementos concretos que puedan apoyar la hipótesis de una muerte causada por una voluntad suicida», se recoge en el informe entregado por el forense al fiscal. La autopsia de Pantani fue realizada el pasado 16 de febrero, dos días después de su muerte, en el tanatorio del hospital «Infiermi», de Rimini, y duró unas tres horas.

Los primeros exámenes, según indicó el propio forense a la conclusión, determinaron que la muerte de Pantani se había debido a «un paro cardiaco causado por un edema cerebral, excluyéndose cualquier tipo de causa traumática». Sin embargo, las causas que en concreto habrían provocado dichos edemas estaban pendientes de los resultados de los posteriores exámenes histológicos y toxicológicos que se debían realizar en laboratorios más específicos y que debían tardar varias semanas en saberse. Una vez realizados estos exámenes, y a tenor de los resultados de los mismos, el forense Fortuni ha realizado un informe con las conclusiones de la muerte de Pantani, que ha sido entregado en la Fiscalía de Rimini, que tiene abierta una investigación sobre lo acontecido. En la habitación donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Pantani, de 34 años y una de las estrellas mundiales del ciclismo en la última década, la policía descubrió en una mesilla unos misteriosos «polvos blancos» que, a pesar de que inicialmente no se confirmó oficialmente este hecho, todo hizo pensar en que era cocaína.