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Javier García-Ochoa|SEPANG
El alemán Michael Schumacher (Ferrari) ha puesto una seria hipoteca sobre el mundial de Fórmula Uno, al vencer también en la segunda prueba de la temporada, el Gran Premio de Malasia, en el que Fernando Alonso ha sido séptimo después de que su equipo, Renault, dudara y se equivocara en la táctica. La salida de Fernando fue impecable, como siempre, al llegar la primera curva había superado cuatro coches y al finalizar la primera vuelta había ganado diez puestos. En la segunda, su víctima era el alemán Ralf Schumacher (Williams-BMW) y en la siguiente el australiano Mark Webber (Jaguar). En tres vueltas había conseguido ya su objetivo de terminar en los puntos.

Después de mucha paciencia Fernando Alonso logró pasar a David Coulthard al final de la recta, en la vuelta vigésima cuarta, pero al completar la misma ambos volvían a detenerse, pero para entonces ya habían vuelto a cambiar de táctica y decidido ir a dos paradas, con lo que la parada del asturiano, a cuyo coche le cargaron con 100 kilos de gasolina, duró diez segundos más que la de su rival. Con el coche tan pesado el piloto de Renault perdía contacto con su rival más directo, que le sacaba una ventaja más que suficiente como para parar por tercera vez con tranquilidad y a pesar de una pequeña salida de pista, terminar fácilmente en sexta posición.

Luego Alonso se encontró bloqueado detrás del británico David Coulthard (McLaren-Mercedes), al que no podía adelantar, porque la velocidad punta de su coche era inferior en tres kilómetros hora y a partir de ahí comenzaron las dudas en el equipo. La táctica prevista antes de iniciarse la carrera era la de parar en la vuelta 9 y una segunda vez en la 32 de las 56 previstas, pero justo antes de detenerse decidieron cambiar a tres paradas.