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El ex ciclista español Jesús Manzano asegura en el cuarto capítulo sobre sus confesiones de dopaje que un tratamiento excesivo de cortisona durante la Vuelta 2003 le destrozó la rodilla izquierda y que le propusieron que su novia se sometiera a un tratamiento de EPO para utilizar su sangre en una transfusión. «Tuve una lesión de rodilla hace cinco años y pasé por el quirófano. Sufría una condropatía rotuliana y me tuvieron que liberar la rótula izquierda, aunque después nunca me había dado problemas».

El ex ciclista señala que ante la presión que tenía para terminar la carrera, tuvo que hacerse numerosas infiltraciones de cortisona y ahora no puede montar en bicicleta, ya que cuando fuerza, se le hincha y le sale un hematoma. «En la Vuelta a España 2003, el primer día me quedé descolgado. Tuve también un enfrentamiento con el director, que me dijo que yo me había quedado porque me había dado la gana y que me estaba riendo de mis compañeros. Se utilizó cortisona...Día sí, día no, día también, casi todos los días me estaban infiltrando», señala.

Manzano, que apunta que los tratamientos de cortisona no se pueden hacer «si no están anotados en la cartilla de salud» y que «el producto te lo pone el médico», desvela también que le plantearon que su novia se sometiera a un tratamiento de EPO para luego utilizar su sangre en una transfusión. «Las transfusiones no se utilizan para vueltas pequeñas. Tratas tu sangre con una medicación que es la EPO. Subes hasta valores por encima de 50, yo tuve hasta 56. Cuando ya has subido tu hematocrito, sería como un ciclo desde que te has puesto la última dosis de EPO, para que esa sangre se limpie. Se entrena menos para que no te bajen los valores, te metes mucho volumen, entre 100 o 150 kilómetros», explica.