Ahora que los focos alumbran en una única dirección, el Mallorca
se sitúa ante una de las pruebas más determinantes del campeonato.
Sin tiempo apenas para digerir la despedida europea, el conjunto de
Luis Aragonés alcanza un punto en el que un paso en falso puede
acarrear unas consecuencias desastrosas y lo hace envuelto por las
dudas que le vienen persiguiendo en los últimos tiempos. Después de
acumular varios gazapos en sus últimos desplazamientos, el equipo
bermellón se ha marcado la obligación de resurgir a costa del
filial porque de lo contrario, su futuro podría ensombrecerse de
manera alarmante (La Condomina, 17 horas).
Llega el cuadro balear a territorio murciano con la necesidad de
asegurarse los tres puntos, ya que un simple empate sólo alargaría
el proceso de deterioro que está sufriendo y podría estrechar las
diferencias con respecto a sus perseguidores. Luis ya advertía en
la rueda de prensa previa al partido de que sus jugadores afrontan
la primera final de una serie de encuentros a cara de perro y por
eso ha tratado de transmitir a sus futbolistas la personalidad que
le caracteriza de cara a sacar adelante un reválida crucial.
La clasificación otorga al Mallorca el papel de favorito, ya que
un simple vistazo a la clasificación delata las diferencias
existentes entre uno y otro bando. No en vano, los isleños se miden
a un equipo marcado por la vulgaridad, que en 29 encuentros
disputados sólo ha sido capaza de celebrar dos triunfos y el último
de ellos se remonta a comienzos de febrero. El Murcia comenzó la
temporada bajo la tutela de José Manuel Peiró y después de firmar
un nacimiento de liga horroroso, la responsabilidad de llevar a
buen puerto la nave recayó sobre John Benjamin Toshack.
Carlos Román (Murcia)
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