El Mallorca se enfrenta hoy a oro desafío descomunal en su
intento por esquivar la tragedia. El equipo mallorquín visita al
Valladolid con la necesidad de vencer para aliviar una situación
agobiante. Con las plazas de descenso pisándole los talones, el
grupo de Luis corre hacia la salvación, pero el camino está lleno
de obstáculos y las caídas son frecuentes. Hoy, en un partido en el
que su enemigo puede dar un paso de gigante en sus aspiraciones de
salvación, el Mallorca debe salir airoso si quiere ganarle unos
metros a la agonía. El triunfo le permitiría vislumbrar en el
horizonte la salida del laberinto. La derrota le deja con la soga
anudada al cuello. Así de sencillo, así de cruel. (17.30, Nuevo
José Zorrilla).
El Mallorca de la última jornada volvió a mostrar ese tono
ramplón que ha marcado su segunda vuelta. El equipo que volteó al
Betis se ha transformado de nuevo en un grupo obtuso al que le
cuesta moverse sobre el campo con la clarividencia necesaria para
imponer su estilo. Siempre está a merced de la voluntad del rival y
eso le ha costado más de un disgusto. De hecho, el Mallorca no ha
logrado ganar todavía un partido si es el enemigo el que marca
primero. Para colmo, es incapaz de encadenar dos victorias
consecutivas desde hace exactamente una vuelta, y la mejoría
experimentada en el Manuel Ruiz de Lopera no tuvo un refrendo
tangible hace ocho días ante el Villarreal. La derrota, además,
llegó en una jornada nefasta para los intereses
mallorquinistas.
Luis Aragonés es un entrenador de discursos osados y está claro
que el Mallorca debe salir a ganar en Zorrilla. Apostar por el
empate atrincherando hombres en la retaguardia no parece el mejor
camino para poner rumbo a la salvación. La cobardía no suele tener
recompensa y el Mallorca puede pagar un tributo muy alto si el
técnico madrileño se decanta por la prudencia.
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