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Efe|MONTECARLO
Rainer Schuettler, un rocoso atleta alemán que se adquirió la notoriedad tenística tras alcanzar la final del Abierto de Australia 2003, se cruzó en el camino de Carlos Moyà, incapaz de superar la solidez del germano, que disputará la final de Montecarlo al argentino Guillermo Coria. El tenista balear llegó a la ciudad monegasca auxiliado por un gran inicio de temporada. Tras ganar en Chennai y clasificarse para la final en Sydney, que no pudo disputar por una lesión y que le apartó del primer Grand Slam del curso, el jugador de Palma se impuso también en Acapulco (México) y disputó el título en Buenos Aires. También alcanzó los cuartos de final en el Masters Series de Miami.

Moyà había evidenciado una notable fortaleza. Especialmente mental. Había conseguido ganar los últimos quince desempates que había disputado. Sin embargo, la muerte súbita supuso el inicio de su declive en el duelo frente al germano. Carlos Moyà había disfrutado de las únicas tres pelotas de break en el primer set, pero el encuentro conservó el equilibrio hasta el 6-6. El tie break se decidió favorablemente para Schuettler, que prolongó la fortaleza de su saque y su portentoso estado físico. El español debió ver la situación excesivamente cuesta arriba y no pudo frenar la euforia que acompañó el juego del germano.

Schuettler se resiste a renunciar al papel estelar en el que se instaló en Melbourne. A pesar de su escaso bagaje desde entonces, sólo disputó la final de San Petersburgo después y su mayor logro en el presente año fue los cuartos de Rotterdam, la raqueta de Korbach, que terminó el pasado curso como sexto del mundo, no quiere desperdiciar la ocasión que le ha brindado el torneo monegasco, su primera cita final en un Masters Series.