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40 minutos y sólo dos posibilidades. O dentro o fuera. Al Drac Inca le ha llegado el momento de aportar algo de luz a su confusa campaña y se encuentra a tan sólo un partido de conocer cual será su lugar de residencia la temporada que viene. Una vez apurada hasta el extremo la dramática serie por la permanencia, mallorquines y gallegos se juegan a una carta su continuidad en la Liga Española de Baloncesto (LEB) o su caída a un agujero de grandes dimensiones que podría arruinar las ilusiones de uno y otro club. Hasta el momento, nunca el conjunto inquense había estado tan cerca del precipicio, aunque eso no debería condicionarle. Por si acaso, el equipo también se ha vestido de corto fuera del parqué y se ha citado con una afición que no tiene intención de abandonarle ante un drama de estas caracteríticas. El Palau presentará un aspecto inmejorable y deberá ser el principal punto de apoyo para la formación inquense, que esta noche más que nunca, contará con el aliento de una afición dispuesta a acompañar a su equipo hacia la salvación definitiva (Palau d'Esports d'Inca, 21 horas).

La gran preocupación del cuadro insular radica en contar con la plantilla a pleno rendimiento y eso parece que será posible a no ser que se produzcan novedades de última hora. La gran incógnita del último tramo de la semana ha sido la participación Sergio Rodríguez, aunque todo apunta a que estará disponible para medirse al Ourense toda vez que ha superado los problemas físicos que tanto le limitaban. El alero venía arrastrando una distensión en su rodilla y su tobillo derecho a consecuencia de una acción que se produjo en una desafortunada jugada del cuarto partido. En la misma, el madrileño cayó sobre Joshua Shoemaker y el efecto de esa acción le ha privado de trabajar al mismo ritmo que sus compañeros durante la semana. Aún así, ayer se reincorporaba al grupo con la intención de alcanzar su mejor nivel ante el choque de esta noche y su concurso se aventura decisivo.

La confrontación y el empuje de los mallorquines en su última reválida han concedido a los gualdinegros una última ocasión para agarrarse a la categoría. Después de un inicio contundente seguido de un capítulo lleno de dudas, a los baleares se les ha presentado una opción que no puede desaprovecharse, ya que de lo contrario, el club sufriría un serio contratiempo en sus planes de crecimiento y su imagen acabaría muy dañada. Una vez salvado el primer match-bal y tras conseguir escapar de un angustioso laberinto, el signo y el panorama de la confrontación han variado sustancialmente para dejar al Drac Inca muy por encima de su adversario. Ahora, el factor cancha, la autoestima y la confianza estan del lado local, pero el Club Baloncesto Ourense sabe que su margen de maniobra se ha consumido y tampoco va a regalar un sólo centímetro al conjunto contrario. El aspecto de la serie hace intuir que quien sepa manejar mejor será quien sobreviva a la afrenta.