Es la primera final para ambos en el Abierto de Italia, la
quinta del año 2004 para Moyá (ganó en Chennai (India) y Acapulco
(México) y perdió las de Sydney y Buenos Aires), pero la primera
para Nalbaldian, que ha tenido que llevar el calvario de una
lesión. Y la forma en que ambos de llegaron a la final fue bien
distinta: Nalbandian sufrió, precisó de tres sets muy combativos, y
tuvo mucho desgaste ante la extensión del partido; Moyá dominó de
principio a fin, se clasificó en dos sets y estuvo sobre la pista
una hora y cuarto menos que su rival de hoy.
Nalbandian y Costa, en verdad, disputaron un partido durísimo,
con ambos jugadores castigándose físicamente y teniendo que sufrir
un fuerte viento que dificultaba enormemente el resto. A Moyà, en
cambio, las cosas le rodaron mucho más favorable y, sobre todo,
rápida y cómodas de las previsiones. Es verdad que de las seis
anteriores confrontaciones entre ambos cinco habían sido suyas -la
última este mismo año en los cuartos de final de Buenos Aires-,
pero no lo es menos que Zabaleta estaba jugando en Roma un buen
tenis, como evidencia que dejó en la cuenta a tres cabezas de
serie: su compatriota Chela, el inglés Tim Henman y el chileno
Nicolás Massu.
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