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El fútbol de Manacor volverá a disponer de hueco entre los mejores. El primer equipo juvenil de la ciudad y del club de Na Capellera ha visto recompensado todo el esfuerzo que venía realizando durante las últimas temporadas y el pasado domingo se colgó al cuello la vitola de nuevo equipo de la División de Honor de la categoría. Fue a través de la combinación de los dos resultados de la jornada y a falta de una jornada para la conclusión de la fase de ascenso, un hecho que denota la buena labor desempeñada por el técnico Martí Munar y los suyos a lo largo de muchos meses de competición.

El Manacor había asumido el papel de favorito desde el nacimiento del campeonato, pero el guión del torneo le exigía una continuidad en sus números, ya que el formato de la serie de ascenso le trasladó a una batalla aparte en la que debía superar a Playas de Calvià, Alaior y Portmany. En este segundo ciclo de la competición las cosas rodaron muy bien desde el comienzo para el conjunto rojiblanco, que supo aplicar su teórica superioridad para ir distanciandose de sus adversarios más firmes, aunque pronto se vio que el ascenso se debatiría entre los dos conjuntos mallorquines.

Los equipos implicados alcanzaban la quinta y penúltima jornada con el propósito de aproximarse a su objetivo, pero con poca fe en que el equipo contrario tropezara, por lo que comenzaba a dibujarse una última fecha frenética. Para asegurarse al menos ese derecho y para no perder el mando del grupo -el Manacor era líder con dos puntos de ventaja sobre el Playas-, resultaba obligatorio obtener la victoria ante la visita del Portmany y eso, como se pudo comprobar más tarde, no iba a ser nada sencillo. De hecho, los ibicencos plantaron cara durante todo el encuentro y llegaron a la recta final con el empate a uno en su bolsillo. En ese momento, una reacción heroica propició el empujón de última hora y los de Martí Munar se imponían (3-1) tras anotar dos goles en los últimos minutos del partido.