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El Adecco Estudiantes, tras empatar a dos la serie final con el Fútbol Club Barcelona, viaja a la Ciudad Condal con la intención de apurar sus opciones para lograr el título en el partido definitivo, apoyado en su estado óptimo de moral, confiando en que su defensa siga funcionando como hasta ahora y en que el descaro ofensivo siga dando tan buen rendimiento. Tras el 2-0 inicial que el Barcelona consiguió en el Palau Blaugrana, pocos apostaban por un Adecco Estudiantes que, aunque jugando un gran baloncesto, no había tenido la suerte de su lado. Ningún equipo, en los 20 años de historia de la ACB, ha conseguido levantar un 2-0 en la final. Estudiantes tenía que luchar contra un temible rival y contra la estadística, pero aupado por el embrujo de Vistalegre y por el excepcional ambiente creado por los más de 15.000 aficionados que han abarrotado sus gradas, ha sido capaz de poner contra las cuerdas al Barcelona y forzar el partido definitivo.

«Un quinto partido contra estudiantes puede ser muy peligroso», advertía Femerling, que junto a Dueñas, solo ha sido capaz de superar puntualmente el juego interior de los del Ramiro. José Vicente Hernández, entrenador del Estudiantes, ha sabido inculcar a sus jugadores la filosofía necesaria para afrontar estos partidos: «vivir el momento y luchar cada balón como si fuera el último, sin pensar más allá». El trabajo defensivo local hay que calificarlo de brillante. La alternancia entre la defensa zonal y la individual ha conseguido maniatar al ataque azulgrana, hasta el punto de que en un cuarto de la serie solo han conseguido anotar una canasta de jugada. Intensidad y ayudas han sido la clave. En ataque, el descaro ha sido fundamental. Loncar, Iturbe, Azofra, Reyes, Jasen, Jiménez, todos han aportado puntos. En la diversificación ha estado el acierto. En Madrid, el Estudiantes ha encontrado esa pizca de suerte que le faltó en Barcelona. Los madrileños necesitan tener un elevado porcentaje de acierto en los lanzamientos y pasar de los 80 puntos en anotación para tener más posibilidades de victoria. Nikola Loncar parece más serbio que nunca y sus lanzamientos desde detrás de la línea de 6,25 metros están siendo letales para los azulgrana. Nacho Azofra está sabiendo encontrar el ritmo necesario de juego después de que Corey Brewer desbroce las fuerzas rivales de inicio. Felipe Reyes y Rafa Vidaurreta están saliendo airosos en el juego interior, mientras que Jasen, Iturbe y Patterson aportan fuerza, ganas y puntos. Otra de las claves está siendo la velocidad. Estudiantes es inferior físicamente al Barcelona, y su única opción es correr en defensa y en ataque, anticiparse y no dejar pensar ni reaccionar al rival. «Iker Iturbe puede defender a Gregor Fucka, pero nosotros tenemos muchas dificultades para frenarle», ha reconocido Svetislav Pesic.

Nadie ha levantado un 2-0 inicial en la serie final por el título, y el Estudiantes nunca ha ganado en Barcelona en un partido de «play-off», pero de momento ya han igualado a dos victorias el marcador parcial y llegan al Palau con la intención de romper moldes.