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Miguel Luengo|LONDRES
Carlos Moyà aspira hoy a vencer al estadounidense Lleyton Hewitt, y saldar una cuenta pendiente, que le situaría además por primera vez en los cuartos de final de Wimbledon, donde sería el primer español en lograr esta ronda desde que Manuel Orantes lo consiguió hace 32 años. Para preparar este duelo, Moyá se ha refugiado y preparado convenientemente. En su regreso a Wimbledon después de su última aparición en 2001, el mallorquín ha preferido alquilar una casa donde vive con su equipo técnico y sus padres a unos 50 metros del All England Tennis Club, y ayer disfrutó de una sabrosa paella que su madre Pilar le preparó tras una excursión a Londres para comprar arroz, que al final encontró en los almacenes Harrows. Una comida que compartió con Manolo Santana.

Para Moyà el reto estriba en que podrá tomarse ante Hewitt el desquite de aquél partido que se le escapó en una situación memorable, la final de la Copa Davis en Melbourne en el 2003, cuando el mallorquín rezaba para que Juan Carlos Ferrero venciera a Mark Philippoussis y tener así él la oportunidad de ganar el quinto y decisivo punto, y poder levantar la Copa con orgullo, algo que las lesiones le impidieron hacer en el 2000.

«La situación es diferente, lo soñado es un quinto punto en una final de Copa Davis con 15.000 personas apoyando al rival, y una situación más adversa que esa no se podía. Las ganas eran increíbles, y él no estaba como cuando era número uno. Intentaré recordar ese partido y esa atmósfera y traerla aquí», dijo Moyà al referirse al duelo en la central de Melbourne Park en el 2003, cuando los australianos