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Amador Pons
Hace cinco años que Elena Gómez Servera cambió la tranquilidad de su casa de Manacor por el trabajo agotador en Madrid. Ocho horas de preparación diaria, durante sesenta meses, con el único objetivo de estar presente en los Juegos Olímpicos de Atenas. Con el pasaporte para la cita helena garantizado desde hace un año, el nuevo sueño de la gimnasta mallorquina es colgarse una medalla olímpica. Hoy viaja hacia Grecia.

Comienza su gran sueño.
Toda la vida de Elena Gómez parece diseñada para ganar una medalla -hay muchas probabilidades de que sea de oro- en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Desde sus inicios (cuando entrenaba en Manacor con Joana Maria Rigo) destapó unas cualidades extraordinarias para la gimnasia artística. Se erigió en una de las deportistas más destacadas del escaparate balear y apostó por perseguir su sueño.

Quería ser una atleta importante y la desaparición de su primer gimnasio la empujó a Madrid.
A nadie se le escapa que Jesús Carballo es un entrenador muy exigente, pero el máximo responsable de la selección española no dudó ni un instante en abrirle las puertas del Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Llegó en 1999, un año antes de los Juegos de Sydney, y en sus dos primeras temporadas se dedicó a aprender de las veteranas.

Golpe de autoridad
Amiga inseparable de Sara Moro, desde hace tres años es la líder indiscutible del equipo nacional.