La gimnasta Elena Gómez posa con la bandera de Mallorca. Foto: FERNANDO FERNÁNDEZ

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Fernando Fernández (Atenas)
Por las calles y los pasillos de los edificios de la Villa Olímpica ya se empieza a hablar mallorquín. En plena cuenta atrás para que los Juegos arranquen con todo su esplendor, los deportistas de la Isla ya toman posiciones en el que será su hábitat natural durante las próximas dos semanas. La primera en pisar este hermético recinto fue Elena Gómez, que junto a sus compañeras del equipo de gimnasia artística ocupa un apartamento ubicado en la más tranquila posición del cuartel general español. Nuestra delegación ocupa cuatro bloques de apartamentos, y la bandera roja y gualda distingue la ubicación de uno de los equipos más numerosos del panorama olímpico.

Junto a Elena, el jefe de equipo ya impone sus galones. Pedro Mir coordina todos los movimientos de su segmento y se encarga de que nada falte a unas deportistas que en contadas ocasiones se dejan ver por las concurridas calles de una Villa Olímpica que causa sensación entre los atletas llegados de los cinco continentes con las maletas llenas de ilusión. Cruzando la calle, uno topa con el centro de operaciones del equipo de natación. Allí, Marco Rivera y Roser Vives aún se están aclimatando al nuevo entorno, aunque ya se han hecho con el dominio de puntos vitales como la sala de internet o el salón de recreo, en el que las mesas de billar son el reclamo.

A medida que el día avanzaba, la actividad era mayor en la zona española. La oficina del COE es un hervidero constante de deportistas, técnicos, federativos y periodistas que buscan un punto de apoyo en la inmensidad de la Villa, en cuyo interior, las extremas medidas de seguridad pasan inadvertidas. Quien tuvo ocasión de saludar a algunos deportistas fue el Duque de Palma y vicepresidente del Comité Olímpico Español. Iñaki Urdangarín departió con Isabel Fernández, abanderada el próximo viernes sobre el tartán del estadio Spyridon Louis.