13/08/04 0:00
Fernando Fernández|ATENAS
Aunque el tiempo y la geografía hayan puesto barreras ya nada
insalvables de por medio, Mallorca siempre ocupará un lugar
privilegiado en la memoria de César Argilés. El seleccionador
español de balonmano, nacido en Palma en 1941, no tiene reparos de
declararse un enamorado de la Isla que le vio nacer hace 62 años.
«Es mi tierra y me siento muy mallorquín, pese a las distancias»,
comenta de forma rotunda el veterano técnico, que en los Juegos
Olímpicos de Atenas tiene la misión de llevar a España a reeditar
las medallas de bronce logradas en Atlanta y Sydney.
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