Los nervios, las prisas... Nada importa ya, los primeros Juegos
del siglo XXI arrancan esta misma noche con una ceremonia inaugural
que promete sensaciones fuertes y un guión mediterráneo. Barcelona
92 marcó un estilo y la puesta de largo de Atenas 2004 va a tener
que ofrecer buenas dosis de imaginación para hacer olvidar una
noche irrepetible. Sydney ha dejado el listón muy alto a una ciudad
envuelta en el caos y la incertidumbre. Las obras se han acabado a
tiempo, y hoy 52.000 almas en directo y miles de millones a través
de la pequeña pantalla, volverán a emocionarse. Los Juegos van más
allá del deporte.
Atenas se ha volcado y ha guardado en el baúl la imagen de
capital del desconcierto que hasta hace unos meses marcaba su senda
olímpica. Han tenido que pasar 108 años para que los Juegos
volvieran a casa. Y aquí están. Una cita que marcará un punto de
inflexión para el deporte balear. Quince deportistas con
denominación de origen en las Islas pujarán por los preciados
metales, y forman parte de un equipo español que pulveriza todos
los registros, siendo el segundo más extenso tras Barcelona. Son
también los Juegos del miedo, de la cruzada contra el dopaje y de
Michael Phelps. El estadounidense quiere batir el registro de Spitz
y en él estarán depositadas el grueso de las atenciones de la
marabunta mediática.
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