17 de enero de 2000. Lorenzo Sanz y Antonio Asensio almuerzan en el
Asador Donostiarra unas horas antes del partido de Liga que
enfrenta a Real Madrid y Real Mallorca en el Santiago Bernabéu.
Entre plato y plato, aparece el nombre del camerunés Samuel Etoo
Fils, un prometedor jugador de todavía 18 años a quien el club
blanco le busca una salida. La comida entre consuegros acaba con un
postre exquisito: la cesión del delantero camerunés al Real
Mallorca hasta final de esa temporada (1999-00). El técnico
Fernando Vázquez acepta ese refuerzo, aunque puntualiza nada más
conocer la noticia que «yo prefería a Ognejovic».
Cuatro años y siete meses después, aquel desconocido chaval ha
protagonizado el culebrón del verano, una guerra entre los dos
clubes más importantes del país sólo comparable a aquella lucha por
fichar a Alfredo Di Stéfano. El pasado jueves, después de acaparar
todo el protagonismo futbolístico nacional, Samuel Etoo firma por
el Fútbol Club Barcelona a cambio de 24 millones de euros (12 para
el Mallorca y otros 12 para el Real Madrid) y da por concluida su
inolvidable etapa en el Real Mallorca.
La llegada de Etoo a la isla se retrasa un par de meses por su
participación en la Copa de Àfrica con Camerún, un hecho que
frustró su fichaje por el Alavés de Mané esa misma temporada cuando
ya se había redactado el contrato y el jugador había dado su visto
bueno. Samuel aterriza en Palma el 19 de febrero y entra
directamente en la lista del partido ante el Celta que se disputa
al día siguiente. Para ello, el club tiene que tramitar un cambio
de ficha de Pep Lluís Martí, que pasa a tener licencia del filial.
Su debut es todo un presagio. El Mallorca no halla la fórmula para
derribar el muro céltico. Entonces, Fernando Vázquez manda a
calentar a Samuel Etoo, que pisa por primera vez el césped de Son
Moix en el minuto 65, con el 16 a la espalda, sustituyendo al
argentino Juan José Serrizuela.
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