Aunque aterrizó en accidentadas circunstancias, Moisés ya se ha
adaptado a la vida en la Villa Olímpica, e incluso ha tenido la
oportunidad de conocer otras instalaciones o presenciar en directo
partidos de otras selecciones. Es, en definitiva, un ambiente que
le ha cautivado. Su apartamento tiene unas vistas y una ubicación
envidiables, aunque sólo lo abandona para acudir a su fiel cita con
los entrenamientos o dar un paseo en compañía del otro luchador que
forma la delegación española, el barcelonés José Alberto Recuero,
un policía autonómico catalán que ejerce de guía de un Moisés que
aún alucina cuando observa el entorno en el que se encuentra
habitando.
«Te encuentras a estrellas del deporte por la calle, como si
nada. Es algo espectacular», explicaba el luchador. Su debut tendrá
lugar mañana, en la primera ronda de la competición de grecorromana
en la exigente categoría de 66 kilos. Hasta el pabellón Ano Liossia
se desplazará su familia, que no quiere perderse un momento
historico para este filósofo de vocación que rompió todos los
esquemas al firmar una brillante quinta plaza en el Campeonato del
Mundo de grecorromana en el año 2001. Precisamente no muy lejos de
aquí, en Patras.
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