Martí ha dejado el ciclismo y la sombra del dopaje se ha acentuado.

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«No quiero hablar sobre el dopaje porque sé que no va a beneficiarme, pero si lo hiciera, podría contar cosas muy similares a las que ya desveló Jesús Manzano». Estas palabras de Xisco Martí resumen el estado ánimo de un ciclista decepcionado que ha preferido bajarse de la bicicleta antes que ser tramposo. El ciclista de Fornalutx acaba de anunciar, a sus 22 años, su retirada de la práctica deportiva, pero lo ha hecho reabriendo una vieja herida que viene maltratando al ciclismo en los últimos años. Es la sombra del dopaje, que vuelve a estar más presente que nunca y que ya ha salpicado al deporte balear en su vertiente más modesta. Martí asegura que nunca ha recurrido a prácticas ilegales para mejorar su rendimiento. No ha ofrecido nombres propios, pero ha querido denunciar que éstas existen y que son el principal argumento de algunos de los equipos que conforman actualmente el pelotón. Martí, como avanzó ayer Ultima Hora, había esgrimido diversas razones para explicar su retirada, pero la base de su rendición no es otra que la visión distorsionada de un deporte que le había cautivado desde pequeño y que no ha respondido a sus expectativas personales. El de Fornalutx, que el pasado lunes declaraba que pretende llevar una vida saludable, no ha facilitado demasiados detalles de lo que ha podido observar a su alrededor en los últimos tiempos, pero se ha atrevido a confirmar las peores sospechas y lo ha hecho sabiendo que eso sólo puede crearle problemas. «Pienso que edoping es una lacra con la que no vamos a acabar nunca y por eso no quiero involucrarme más en este tema. Si supiera que con mis declaraciones iba a solucionar algo, no tendría ningún inconveniente en contar lo que realmente sucede».

El que fuera campeón de España de persecución en pista prefiere pasar página inmediatamente y en eso se basa su silencio. Entiende que hablar más de la cuenta ya no le reportaría nada positivo y que lo único que podría suponerle sería la pérdida de algunos «amigos» que le han acompañado durante su trayectoria. Prefiere dejar ver a señalar porque su acusación unicamente viene a ratificar algo sobradamente conocido sobre lo que nadie ha querido incidir demasiado. El ciclista mallorquín asegura que el paso de la pista a la carretera marcó el inicio de su epílogo como deportista. «Ahí me dí cuenta de donde me metía porque venía de la pista y jamás había visto nada parecido. Entonces empecé a replantearme mi situación. Me di cuenta de que para progresar debía tomar otro camino y no estaba dispuesto. Lo primordial es sentirme interiormente bien. Prefiero llevar una vida saludable que hacer otras cosas...».

Hasta el momento, la causa principal que le había llevado a echar el pie a tierra era una caída que se produjo en las carreteras extremeñas que le había ocasionado serias heridas en una de sus rodillas. Este contratiempo le obligaba a llevar una prótesis y eso parecía haber acabado con sus ganas de seguir corriendo. Sin embargo, el propio corredor reconocía ayer que «a mi edad me podía haber recuperado bastante bien y haber seguido en activo, pero después de lo que había visto no merecía la pena seguir adelante», añadía apesadumbrado. La denuncia de Martí se produce justo en el mes por excelencia del ciclismo español, en el que la Vuelta a España llena páginas de periódicos y ocupa muchos minutos de televisión y radio. Su actitud refuerza otras denuncias anteriores y deja al descubierto uno de los mayores problemas del deporte en la actualidad.