Arango, Luis García y Poli festejan el primer gol. Foto: FÉLIX ORDOÑEZ.

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Carlos Montes de Oca (Getafe)
1 GETAFE: Sergio Sánchez; Mario Cotelo, Tena (Craioveanu, m. 66), Nano, Pernía; Gallardo, Vivar Dorado, Diego Rivas, Riki (Gabi, m. 71); Yordi y Pachón.
2 MALLORCA: Moyá; Cortés, Niño, Ballesteros, Poli; Marcos Vales (Ramis, m. 85), Farinós, Pereyra (Marcos, m. 66), Jorge López; Arango (Delibasic, m. 69) y Luis García.
GOLES: 0-1, m. 35: Luis García aprovecha un rechace de Sergio Sánchez tras un disparo de Marcos Vales. 0-2, m. 52: Arango recibe un pase entre la defensa de Luis García y bate a Sergio Sánchez con un tiro raso. 1-2, m. 84: Nano remata un saque de falta de Craioveanu.
ÀRBITRO: José Javier Losantos Omar (C. Vasco). Amonestó al local Nano (m. 62) y a los visitantes Fernando Niño (m. 13), Poli (m. 73) y Ballesteros (m. 76).

El Mallorca conquistó tres puntos sin mucho esfuerzo aparente, pero con un gran trabajo subterráneo y una parada definitiva de Moyà en el descuento. Esta vez fue Luis García, que marcó el primer gol y dio el segundo, el encargado de resolver un partido plano y sin brillo, el choque de desgaste en el que el triunfo llega de la mano de la calidad en la definición. (1-2).

Y eso que el Getafe tuvo vida al principio y al final de la entrega. Salió valiente y torero, olvidó defectos de equipo pequeño y quiso morir de pie, con dignidad. Intentó domesticar el balón y hurtárselo al Mallorca. El equipo de Floro perdió de vista la pelota, se dejó dominar y se sintió asfixiado y sin fuerzas. El Getafe apretó en los primeros minutos y asustó con la zurda de Pernía, en el saque de una falta que murió en los guantes de Miquel Angel Moyà, y la velocidad de Gallardo en la diestra y de Riki en la otra orilla. El fútbol directo del Getafe, el pelotazo a Yordi para que el ariete obrara el milagro, desquició a una zaga temblorosa en los inicios.

De cintura para arriba, el Mallorca no dio señales de vida en una primera media hora tediosa. Farinós se gustó con el balón, pero le faltó profundidad. Nadie se ofrecía, el balón quemaba y las opciones se perdían por el desagüe con pases de Vales y Jorge López a tierra de nadie ante la desesperación de Luis García, un islote en terreno enemigo. Ante tanta cortesía, el Getafe se sintió cómodo y dominador. Presionaba y se gustaba ante un Mallorca que, simplemente miraba, se dejaba llevar.