Trece grandes premios disputados, tres
victorias (Assen, Brno y Losail), tres terceros puestos (Le Mans,
Donington y Estoril), 159 puntos conseguidos hasta el momento y la
tercera plaza provisional en el Campeonato del Mundo de 125
centímetros cúbicos. Son los números de Jorge Lorenzo en 2004, una
temporada que resultará determinante en la evolución del piloto
mallorquín. Su última exhibición a lomos de su Derbi le ha
acomodado definitivamente entre la flor y nata del motociclismo
mundial y le ha señalado como uno de los mejores y más fiables
argumentos de futuro.
A falta de tres pruebas para la conclusión del mundial y pese a
que los éxitos acumulados hasta ahora componen una hoja de
servicios inmejorable, el deportista balear se ha marcado un nuevo
reto y quiere apurar al máximo sus prestaciones. El nuevo propósito
de Giorgio pasa por estar presente a final de mes en el segundo
puesto del cajón de honor de la categoría y conociendo sus
cualidades la misión parece asequible. Le costó a Jorge Lorenzo
acceder a la dinámica triunfal que le rodea, pero una vez dentro su
trayectoria ha sido meteórica.
Avalado por la primera victoria de su carrera (Brasil, en 2003)
el isleño empezó la temporada con problemas y eso le ha privado de
estar peleando por el primer puesto en estos momentos. Dos carreras
en blanco le hicieron partir con retraso en el campeonato, pero la
contundencia de sus últimas actuaciones le ha metido de lleno entre
los elegidos. Todo comenzó en el circuito de Welkom (Sudáfrica) el
pasado 18 de abril. En esa ocasión los problemas en la moto de
Jorge fueron evidentes desde la salida y su presencia en la cabeza
de la carrera fue practicamente testimonial. Con tiempos discretos
desde la primera sesión de entrenamientos, Lorenzo se limitó a
llevar la moto hasta la meta y a seguir recopilando
experiencia.
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