«El equipo tiene que salir al campo convencido de jugar bien y
de que va a ganar. Luego, puede pasar otra cosa, pero tiene que
haber ese convencimiento», afirmó Luis Aragonés la víspera del
enfrentamiento contraBélgica. Pues ese convencimiento, que de
alguna forma existió en la victoria contra Bélgica (2-0),
desapareció cuatro días después, cuando se convirtió a Lituania en
una selección de primer nivel, a base de temores y
precauciones.
Lejos de salir reforzada de una semana que se consideraba
decisiva, la selección ha aumentado sus dudas, porque sigue sin un
estilo definido. Ante Bélgica, Luis Aragonés ilusionó con un equipo
muy joven (24 años de promedio) y ofensivo, que durante el primer
cuarto de hora jugó muy bien, pero sufrió un súbito apagón, del que
le rescató Albert Luque.
El seleccionador, sin embargo, pareció perder la confianza en
ese grupo de jugadores, a los que consideró demasiado «blandos»
para fajarse sobre un mal terreno de juego, con temperaturas bajo
cero y ante un rival incómodo. Sacó a cuatro de ellos del equipo y
se decantó por un once más combativo y experimentado, con David
Albelda, Rubén Baraja y Xavi Hernández juntos por primera vez, y
Raúl González como único punta.
Aragonés pintó a la selección lituana, clasificada en el puesto
118 de la FIFA, como un rival muy peligroso ante el que era bueno,
incluso, empatar y los jugadores, más pendientes de mantener su
meta imbatida, prácticamente, entregaron el primer tiempo.
La reacción en el segundo, con el equipo totalmente trastocado,
con todos los delanteros posibles en el campo (Luque, Raúl, Tamudo,
Fernando Torres y José Antonio Reyes) no sirvió de mucho. España
dio una sensación de impotencia, perdió fuerza en el centro del
campo y dejó espacios para que Lituania buscase el contragolpe.
Sólo un golpe franco lanzado por Xavi, en el tiempo de descuento,
permitió pensar en la victoria.
Aferrada a la «media inglesa» (vencer en casa y al menos empatar
fuera), la selección española mantiene intactas sus opciones de
clasificación al Mundial de Alemania, pero no ilusiona a una
afición desencantada desde la Eurocopa.
El único cambio visible, por el momento, es que el nuevo
seleccionador ha conseguido alimentar todo tipo de debates. Ha
logrado que por una vez se hable sólo del conjunto nacional y no de
los clubes. La polémicas sobre la sede fija y la «arenga» a José
Antonio Reyes convirtieron a la selección en el centro de atención
durante semana y media, pero ésta no correspondió con juego y
buenos resultados. Los enfrentamientos ante Bélgica y Lituania,
además, han dejado víctimas. José Antonio Reyes y Fernando Torres,
los dos jóvenes que más expectación han levantado en las últimas
temporadas, salen «tocados» de estos partidos. Además, la mala
actuación de Torres contra Bélgica ha abierto un debate.
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