Jesús Perera lamenta un error en la recta final del partido. Foto: FÉLIX ORDÓÑEZ

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Xisco Cruz (San Sebastián)
Iba para partido perfecto luego del 1-1, que dio con el mejor Mallorca del curso, pero acabó siendo otro encontronazo. Al equipo de Floro no le alcanzó con veinte minutos de fútbol directo, con enviar dos balones a la madera y con lanzarse sin disimulo a por el triunfo. Sigue enfermo y a la mínima se derrumba. Esta vez fue tras recibir un penalti liviano y después de que De Paula acertara con un disparo extraordinario a poco de que la cita muriera. Nunca un castigo fue tan doloroso como el de ayer en Anoeta, nunca una derrota fue tan injusta (2-1),

Pereyra no superó la prueba que realizó antes del partido y Floro se decidió por el músculo. Metió a Nadal en el círculo central junto a Farinós en un intento por cerrar las vías de fuga que el equipo tiene en la zona de creación. Eso dio con un mediocampo casi nuevo -Campano actuaba en la orilla derecha- pero con exceso de tráfico. Con todo, la circulación del balón del Mallorca fue aseada en el inicio, hasta que la Real advirtió que con presionar a Farinós iba a tener suficiente. Nadal y Ballesteros se vieron obligados entonces a crear, y en su intento por lanzar pelotas en busca de Luis García lo desordenaron todo.

A la Real le bastaba con un pelotazo de López Rekarte a Nihat para generar peligro, y empezó a pisar territorio isleño. Marcó a la primera que pudo, porque además de andar corto de fortuna, al Mallorca también le han abandonado otros factores, como el arbitral. Kovacevic se adentró en el área, Müller trató de cerrarle el paso lanzándose al suelo y el colegiado señaló penalti pese a que el suizo había tocado balón. Karpin lo ejecutó (minuto 11). Lejos de atormentarse, el grupo de Floro se lanzó a por el empate, y a renglón seguido pudo lograrlo; fue tras un servicio de Poli que Campano estrelló en el palo después de conectar una volea mordida (minuto 13).

La pelota acabó en los guantes de Riesgo y el Mallorca, a partir de entonces, empezó a languidecer. Rossato y Karpin se convirtieron en dos puñales por las bandas y la Real ya era una amenaza tangible. Kovacevic y Nihat pudieron atizarle al equipo de Floro, que bajó los brazos hasta el descanso. No había noticias de Jorge López, ni de Francisco Javier Farinós, y mucho menos de Luis García, que andaba entre los centrales en busca de algún balón perdido. Sólo la falta de pegada del conjunto de Amorrortu evitó que el primer acto se cerrara con un marcador mucho más hiriente.

Pero el escenario cambió tras el descanso, porque a poco del arranque el Mallorca dio con la fórmula. Fue tras un acelerón de Cortés por la derecha que trató de frenar Rossato. El extremeño porfió por el cuero y sacó un centro al área que Arango convirtió en oro tras un brillante escorzo que se elevó por encima de López Rekarte (minuto 52). Eso fue un acicate para el Mallorca, que empezó a creer en el triunfo. La grada empezó a irritarse con la racanería de la Real y el equipo de Floro dio un paso al frente, amparado en un aceptable juego de bandas. Durante algunos minutos todo tuvo muy buena pinta para los baleares, pero luego todo fue cayendo en intensidad.

La Real Sociedad estaba aterrorizada y el Mallorca empezaba a quedarse sin fuerzas, y el partido quedaba pendiente de un hilo, de un error. En esas, Cortés se atrevió con otra zancada por la derecha y volvió a conectar con Arango, que sacudió un zurdazo que se estrelló en el palo tras ser desviado por Riesgo (minuto 78). Definitivamente, la suerte se había olvidado del Mallorca. Kovacevic pudo marcar poco después en un remate acrobático, y el miedo a perder se iba apoderando de unos y otros, de dos equipos cargados de prisas y que tienen el zurrón lleno de piedras. Hasta que irrumpió De Paula, un tipo casi olvidado en la Real, y con un tiro impecable lo zanjó todo (minuto 86). El Mallorca se lamía sus heridas y la Real se frotaba los ojos.