El extremeño David Cortés intenta driblar a un jugador de la Real Sociedad.

TW
0

La Copa se ha convertido en un problema para el Mallorca, en una piedra. Lejos de adivinar este torneo como un atractivo proyecto alternativo a la Liga, el equipo de Cúper abraza una competición que sólo le genera déficit. El económico, porque ha tenido que viajar a Lanzarote; y el deportivo, porque el técnico se queda sin días para preparar la cita ante el Atlético. En esas, la eliminatoria de esta noche (Ciudad Deportiva, 22.00 horas, horario peninsular) aparece como un obstáculo, como una obligación del calendario. Dijo Cúper poco antes de viajar a Canarias que hubiera cambiado la Copa por una pretemporada. El de Chabás sabe mejor que nadie que el partido ante el Lanzarote sólo le va a generar pérdidas, porque si de algo carece el técnico ahora es de tiempo. Apenas aterrizado en Palma se encontró con un viaje a Sevilla y un par de días más tarde con otro a Arrecife, por lo que ha tenido pocos entrenamientos para divulgar ideas y para conocer el vestuario. Cúper le ha dado prioridad a la Liga y por eso ha dejado en Palma a gran parte de su munición: Arango, Farinós, Jorge López y Ballesteros. Tal y como hiciera Llompart en Vallecas, el entrenador argentino ha recurrido al filial y se ha traído a Lanzarote a Luciano, Víctor, Campos y Carmona, todos del Mallorca B. Es un tratado de intenciones muy evidente, a pesar de que el potencial del grupo balear sigue siendo muy superior al de un rival que juega en Segunda B.

Y es que el Mallorca se ha encontrado con un escenario y un desplazamiento angostos. Cúper se vio obligado a diseñar ayer una sesión de entrenamiento en Lanzarote ante la imposibilidad de hacerlo en Palma por una cuestión de horarios -el equipo voló hacia Canarias pasadas las diez de la mañana- y, casi con toda seguridad, tampoco podrá entrenar el jueves en Son Bibiloni porque la llegada está prevista hacia las ocho de la noche. Eso deja en cueros al técnico, que se va encontrar con dos días para preparar el partido de Liga ante el Atlético. Además, el Lanzarote (que milita en el mismo grupo que el filial) juega sobre un terreno de hierba sintética, algo que complicará todavía un poco más la eliminatoria. Así, parece lógico que Cúper haya dejado gran parte de su arsenal en la Isla, atendiendo a las urgencias que tiene en la Liga.

Uno de los objetivos del técnico es el de ir conociendo a la plantilla, y por eso es probable que el equipo que juegue esta noche sea casi experimental. Campano, Tuni, Marcos, Campos o Niño podrían tener su oportunidad, porque lo que Cúper pretende es ir probando hasta dar con la fórmula. De momento, el equipo mejoró algunos conceptos en Sevilla, sobre todo los defensivos. Tuvo un mejor repliegue, presionó con insistencia la salida del balón del rival y ahogó a sus creadores en el centro del campo. Eso es algo que recoge bien claro el manual de Cúper y desde ahí quiere que el Mallorca empiece a crecer. El otro gran objetivo es reforzar la mentalidad de la plantilla, que sigue con las piernas temblando. Ha acumulado demasiados errores desde que iniciara el campeonato y todo está bajo sospecha en el vestuario. Pocos se atreven a dar un paso al frente, a tirar un quiebro, a inventar, y eso el equipo todavía lo nota. Tal vez por eso las percepciones en Sevilla fueron buenas, porque Farinós tuvo más recorrido, Jorge López más descaro, Juan Arango más verticalidad y Pereyra más presencia. Todo dio con un Mallorca mucho más homogéneo, con menos vías de fuga. David Cortés selló mejor su banda y la pareja de centrales no paró de escupir balones. Todo, con el propósito de rearmar a un grupo al que le falta confianza.