El vestuario del Mallorca sigue herido en su orgullo. Pasan la
jornadas, el equipo sigue estancado en su crisis de resultados y
aunque el progreso sobre el césped empieza a ser evidente, la
primera victoria en casa sigue posponiéndose. Eso no puede pasar
desapercibido para un grupo al que le empieza a pasar factura jugar
ante su público. Pese a todo, el vestuario sigue creyendo en el
potencial que administra y pretende impermeabilizarse ante los
contínuos golpes que está recibiendo ultimamente.
Sergio Ballesteros sigue siendo un hombre determinante el eje de
la defensa y la grada ha empezado a reconocerle su trabajo. Ayer
formó pareja con Iván Ramis y aunque reconocía al término del
encuentro que le incomodaba el resultado, se mostraba muy
satisfecho con lo que había ofrecido el equipo y lanzaba un mensaje
optimista. «Hoy -ayer- se ha visto a un bloque sólido y trabajado
en el que se ha notado que estábamos todos implicados en la causa.
Creo que en líneas generales hemos hecho un encuentro muy completo
y aunque lo importante es sumar, este empate no nos vale de mucho»,
apuntó.
El gol de Gonzalo Colsa en la recta final del encuentro afectó
de lleno a la moral de la caseta rojilla, que vio como se le
escapaba la primera victoria ante su gente a falta de seis minutos.
«Hay que reconocer que nos vamos un poco fastidiados porque nos
hacían mucha falta los tres puntos y se nos han vuelto a escapar»,
señalaba Ballesteros. «Hemos cometido algunos errores puntuales y
ellos los han aprovechado. En cualquier caso, sólo nos han hecho
daño a balón parado, ya que no nos han desbordado por las bandas y
les ha costado llegar a nuestra portería con claridad. El problema
es que no hemos terminado de rematarles», concluía el
valenciano.
Juan Arango fue también uno de los futbolistas más destacados
sobre el tapete y se reafirmó como el máximo goleador de la
plantilla al firmar su tercer gol de campeonato en un lanzamiento
de falta impecable. El venezolano en cambio, reconocía que la
pérdida de dos puntos había supuesto «un jarro de agua fría» para
el conjunto balear pese a admitir la evolución que está provocando
la llegada de Cúper. «Venimos de encadenar dos empates y se ve que
estamos progresando, aunque por el momento esto no basta. Ahora
vienen dos partidos complicados y debemos saber reponernos»,
afirmaba el jugador sudamericano. Su mejor recuerdo del partido
será sin duda el gol con el que dejó sembrado a Leo Franco. «Es mi
tercer gol, pero lo importante es el resultado colectivo. Le pegué
muy bien a la pelota y tuve fortuna porque me salió un gran
lanzamiento».
Sentimientos extraños
Leo Franco regresaba por primera vez a Son Moix después de que se
concretara su traspaso al Atlético y reconocía haberse sentido
«extraño» al pisar de nuevo el estadio mallorquinista. «Me sentí
muy raro porque por primera tenía delante los colores rojinegros
como los del equipo contrario y no terminaba de acostumbrarme»,
explicaba el portero, que salvó a su equipo con una gran
intervención sobre el tiempo después de un remate de Tuni. El
argentino relató además que «no conocía el otro vestuario y al
entrar he tenido sensaciones muy raras».
Según el guardameta, «el Mallorca hizo un gran trabajo durante
los noventa minutos, pero nosotros también explotamos nuestras
armas». El futbolista aseguró sentirse muy cómodo en el club del
Manzanares y calificó a la afición colchonera como «la mejor de
España».
Ariel Ibagaza ya sabía lo que era enfrentarse el once rojillo y
ayer volvió a revivirlo. Para el mediapunta, «es una pena que el
Mallorca esté en dificultades, pero estoy convencido de que pronto
irá hacia arriba. Ahora tiene dos partidos complicados, aunque
Cúper lo sacará adelante y seguro que la gente apoyará mucho más al
equipo». El jugador rememoró sus años en la Isla y subrayó que
«aquí pasé cinco años magníficos en los que la gente me trató muy
bien».
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