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Héctor Cúper contra Claudio Ranieri. Dos técnicos cortados por el mismo patrón, con el orden y el equilibrio como preceptos obligados, se cruzan mañana en Mestalla en su quinto duelo personal, con un balance favorable al técnico italiano. Cúper, que cogió las riendas del Valencia cuando Ranieri se marchó al Atlético, apaga cualquier conato de morbo cuando se le pregunta por su regreso a Valencia: «Trato que no sea especial porque lo he hecho así también cuando he venido a jugar aquí contra el Mallorca. Es un partido importante, como cualquier otro, pero no tengo ningún morbo. No hay que hacer cosas personales en el fútbol cualquiera que sea el sentimiento que se pueda tener», indicó el de Chabas.

Cuando se le pregunta por malos recuerdos, el técnico hace un regate: «Si no tuviera un buen recuerdo, lo olvido y ya está. Se hicieron cosas importantes allí y eso es lo que resalto de mis dos años en Valencia». Del actual bloque ché destaca su estructura: «Tienen bajas (Ayala, Albelda, Vicente, Angulo) y algunas dudas (Marchena, Aimar, Sissoko y Caneira) pero también una plantilla bastante importante y una solidez notable. Si a eso le agregamos que ha ganado los últimos partidos y que tiene opciones en la Champions, creo que debemos olvidar lo que se hablaba del Valencia hace veinte días. Hoy tenemos que estar mucho más atentos porque han mejorado los resultados y eso a veces ayuda a mejorar otras cosas».

Cúper arrojó agua al fuego de la euforia encendido tras dos empates y una victoria cosechados desde su llegada: «Así como una crisis no hay que dramatizarle a niveles peligrosos, la euforia hay que controlarla y tratar de encontrar un equilibrio. Ni se es tan bueno cuando se hace algo bien, ni se es tan malo cuando un resultado no se da. Hay que dejar andar las sensaciones positivas que tenemos, pero sin pasar cierto límites».