La vida de Elena Gómez Servera ha dado un giro de ciento ochenta
grados. La gimnasta mallorquina ha cambiado las concentraciones
permanentes y las maratonianas jornadas de entrenamiento en Madrid
por la tranquilidad de su casa en Manacor. Han sido cuatro meses
que ha destinado prioritariamente a recuperarse psicológicamente de
la exigencia de buenos resultados de los dos últimos años. Ya con
el rostro feliz, habla de hacia dónde quiere reconducir su
trayectoria deportiva y reflexiona sobre sus planes de futuro.
Elena Gómez sabe que la vida deportiva de una gimnasta es muy
corta, pero piensa que la suya todavía no ha terminado. Continúa
entrenando y sigue marcándose objetivos importantes. No tiene prisa
para regresar a las competiciones pero ya ha fijado su gran meta
para 2005: el Campeonato del Mundo de Melbourne en noviembre.
Mientras llega esta cita sigue repasando mentalmente sus logros.
Dice que ganar el oro en el Mundial de Debrecen le llevó a
autoimponerse conseguir buenos resultados en todas las
competiciones. Es una ganadora y tiene claro que cuando vuelva lo
hará en condiciones para lochar por el escalón más alto del podio.
Por el momento Madrid está aparcado porque, aunque reconoce que
echa de menos a sus entrenadores y compañeras, asegura que se
siente muy a gusto en su casa con su familia.
-Regreso a Mallorca para desconectar de la presión de
Madrid. ¿Qué conclusiones saca de estos cuatro meses en
Manacor?
-Creo que me ha sido y está siendo positivo para mí estar un tiempo
en casa. Fueron unos meses especialmente duros y necesitaba una
temporada para desconectar y recuperar mi estado anímico. Estoy
mucho mejor que en agosto, pero por el momento quiero quedarme aquí
(en Manacor). No hay una fecha fijada para volver a Madrid pero
mientras que Carballo no me diga que tengo que regresar me quedaré
en casa.
-¿Cuál es su estado físico actual?
-Ahora estamos en pretemporada. No estamos haciendo ejercicios,
básicamente estamos trabajando la preparación física, haciendo los
elementos que teníamos antes y aprendiendo otros elementos
nuevos.
-Se fue a Madrid con 14 años porque la gimnasia era lo
que más le gustaba. ¿Todavía es lo que más le gusta?
-Sí. Creo que va a ser así toda la vida.
-¿Cuáles son sus objetivos para el próximo
año?
-Hay un Mundial pero será en noviembre y antes no sé en que
competiciones participaré. Hemos pasado el año olímpico y el año
olímpico quema mucho. Hemos entrenado muchísimo. Los Juegos
Olímpicos son una competición que requiere una gran concentración y
por eso creo que este año debe ser más tranquilo. De todos modos
estoy entrenando para competir. Ya veremos cuando reaparezco.
-¿Y Pekín 2008?
-Está muy lejos. Son muchos años y además me cogería con 23 años.
Va a ser muy difícil.
-¿Es cierto que la gimnasia ha cambiado? Parece que haya
aumentado la edad de las gimnastas, incluso las hay que han sido
madres y están compitiendo al máximo nivel.
-Son talentos. A esas gimnastas les puede costar entrenar pero no
les cuesta hacer lo que hacen físicamente. En cambio a otras
gimnastas les cuesta el doble hacer lo mismo. Por eso para éste
grupo es muy difícil mantenerse.
-Entonces, ¿usted es más trabajadora que
talentosa?
-Sí (risas). De talento hay poco, todo es trabajo.
-El Cor Olímpic ha abierto un gimnasio nuevo, le han
puesto aparatos nuevos. Parece que vaya a quedarse mucho
tiempo.
-Sí, por ahora voy a quedarme. Me han puesto estas facilidades.
Tengo un buen gimnasio donde poder entrenar, hay sala de pesas, los
aparatos son nuevos y son los que se utilizan en las competiciones.
Por ahora aquí estoy bien y tengo todas las comodidades.
-¿Es importante para una gimnasta entrenar en equipo o
puede hacer en Manacor lo mismo que hacía en Madrid?
-En gimnasia cada deportista tiene que realizar su trabajo y
después todo se junta. Es muy diferente del fútbol por ejemplo,
donde si que es importante que entrenen juntos para compenetrarse.
En gimnasia no puedes ayudar a nadie ni te pueden ayudar. Cada una
tiene que entrenar y hacer su ejercicio. Después si es una
competición por equipos simplemente se suman las notas.
-Hasta que ganó el oro en el Mundial del 2002 siempre se
le veía sonreir, dentro y fuera del practicable, pero a medida que
se iban acercando los Juegos Olímpicos su rostro se entristeció.
¿Que pasó en esos dos años?
-No pasó nada. Fue una consecuencia de mi caracter. Tenía mucha
presión, no por mis entrenadores, sino porque yo misma me la
imponía. Gané el Campeonato del Mundo y me autoimpuse que en todas
las competiciones en las que participaba tenía que conseguir buenos
resultados. Eso es lo que más quema a un deportista. El intentar
tener que lograr siempre buenos resultados es prácticamente
imposible.
-¿Cómo es que ha participado durante todo el año en las
pruebas de la Copa del Mundo y descartó participar en la
final?
-La Copa del Mundo es una competición un poco contradictoria. En
teoría tienes que participar en una serie de torneos para sumar
puntos y poder participar en la final. Pero es que en la final
participó una gimnasta que llevaba dos años sin competir. No tiene
demasiado sentido. De todos modos yo he participado en las pruebas
de la Copa del Mundo para poder preparar otros objetivos: los
Juegos Olímpicos o el Campeonato del Mundo. Mi meta no era pasar a
la final de la Copa del Mundo.
-¿Ha hecho planes de lo que puede ser su vida después de
la gimnasia?
-No, la verdad es que no lo tengo claro.
-¿Se ve algún día dirigiendo una escuela de gimnasia o
el Centro Específico de Alto Rendimiento que quieren montar en
Palma?
-Lo veo un poco difícil. Está claro que me gustaría seguir
vinculada a este deporte, probablemente como entrenadora, aunque me
gustaría estar con los más pequeños, los que empiezan. Evitar la
competición porque sería volver a entrar en el mismo mundo;
presionarte porque tus niñas tienen que conseguir buenos
resultados. Son muchas horas de trabajo. Preferiría estar con los
pequeños.
-¿Que le va a pedir al año 2005?
-Salud y felicidad.
-¿Lo va a pasar en Mallorca?
-Ya veremos. Por el momento estoy aquí, pero dependerá también de
lo que piense Carballo. Seguimos manteniendo el contacto y voy a
verles una vez al mes. También sé que él tiene pensado venir pronto
para ver los aparatos. Ya sabe que cuando crea conveniente que
tengo que regresar me puede llamar y volveré allí.
-¿Echa de menos algo de Madrid?
- Probablemente a Sara (Moro, una compañera del Centro de Alto
Rendimiento que se retiró después de los Juegos de Atenas) y a los
entrenadores. Es que eran algo más que que simples entrenadores
porque estabas todo el día con ellos y con las compañeras. Si que
se echa un poco de menos, pero aquí estoy con mi familia.
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