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Llegó la hora del Illes Balears. La de Alejandro Valverde, que con la irrupción de la montaña en el rutómetro ha dinamitado la Challenge y se ha metido media victoria en el bolsillo. En una jornada dantesca, «Bala Verde» exhibió un poderío abrumador y en las rampas del Mirador d'es Colomer se olvidó del diluvio que acompañó a los corredores a lo largo de más de 160 kilómetros para ofrecer un recital sobre su máquina. Valverde ya manda, pero antes fue el turno de los profesionales mallorquines.

Brillantes, portentosos estuvieron Toni Tauler, Vicenç Reynés y Toni Colom. A Horrach le tocaba asumir otro papel, pero sus compañeros de filas brillaron con luz propia. El de Santa Margalida fue el mejor en la etapa, tuvo cerca la posibilidad de llegar primero en un final histórico, de antología dentro de la larga singladura de la Challenge. Pero antes, Colom se mojó. No sólo por el agua que cayó, sino por su ataque en el descenso del Puig Major y su arrojo en las rampas de la cota más elevada de la carrera. Reynés estuvo siempre atento, pero el fuerte ritmo imprimido por los líderes fue excesivo para el de Deià, que reivindicó una vez más su dosis de protagonismo en casa, ante su gente.