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Todavía restan dieciséis capítulos, 48 puntos, para cerrar el libro de la Liga, pero la agonía se ha incrustado en los suburbios. Soria, Palma, Santander, Málaga, Albacete y San Sebastián viven las vísperas de una jornada de alto voltaje. De máxima tensión. De noventa minutos que pueden alejar o acercar el abismo de la Segunda División, los calores que desprende einfierno. Los seis últimos clasificados del torneo se cruzan entre sí en tres entregas de sudor y angustia, de puntos terapéuticos, de triunfos vitales. El Mallorca recibe el domingo al Albacete mirando de reojo a Los Pajaritos y El Sardinero, dos estadios que escenificarán una porción notable del destino balear.

El grupo de Cúper persigue su segunda victoria consecutiva en Son Moix -una mini racha que no logra desde la pasada temporada- ante un rival situado sólo dos puntos por encima de la angustia. En Soria, el Numancia está obligado a ganar al Málaga. Con sólo 14 puntos, el conjunto de Máximo Hernández ve cómo se agranda la distancia que les separa de la permanencia -está a ocho puntos- mientras que los malagueños están en el filo de la navaja y al borde del descenso.

En Santander, el nuevo Racing de Nando Yosu recibe la visita de una Real Sociedad en números rojos que negocia la venta de Nihat para aliviar su delicada situación financiera. Los santanderinos han destituido a Lucas Alcaraz en busca de la reacción y los vascos, dos puntos por encima, apenas han rascado uno de los últimos 18 puntos en juego. La igualdad es tal que, dependiendo de los resultados, el Mallorca se podría situar a un punto de la permanencia. No estaba tan cerca de la tierra prometida desde que acabó la primera vuelta.