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Amador Pons
Las palabras «top ten» van a estar ligadas a Rafael Nadal en los tres próximos meses. El tenista manacorí afronta el tramo de la temporada más propicio para su ascenso. La lesión que sufrió el año pasado en el tobillo, que le mantuvo tres meses alejado de las pistas, le va a permitir sumar puntos en todos los torneos en los que participe hasta Wimbledon. Además los torneos van a disputarse sobre tierra batida, la superfície en la que se desenvuelve mejor.

Consciente de que en la temporada sobre arcilla puede capturar su botín más importante, Rafael Nadal ha preferido tomarse un respiro, preparar bien esta parte del año e incluso descartar el Masters Series de Indian Wells. El jugador balear lleva demasiados kilómetros en sus piernas y demasiados viajes. Se encuentra cansado, aunque el parón responde más a una previsión para que el cansancio no apriete en plena temporada de tierra batida.

La gira sudamericana fue muy provechosa (cuartos de final en Buenos Aires y campeón en Costa do Sauipe y Acapulco) pero también muy exigente. Sobre todo porque unas horas después de levantar el trofeo en forma de pera de México tuvo que coger un avión para recorrer medio mundo y encarar la primera eliminatoria de Copa Davis con el equipo español. En Eslovaquia no se ha desgastado y podría jugar en Indian Wells pero Toni Nadal, su entrenador, ha preferido que descanse.