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Todo transcurría con normalidad. Preguntas habituales y respuestas sosegadas. Al estilo Cúper. Hasta que alguien abrió interrogante y habló de presión. El entrenador del Mallorca alzó la voz. Un terremoto sacudió la sala de prensa de Son Bibiloni. Nadie esperaba a un Cúper tan vehemte. Agresivo incluso. «Antes de ir a Santander quité presión. Está claro que no dimos con la tecla adecuada. Esta vez meteremos presión hasta el tope... El domingo hay que ganar con presión, miedo o angustia, pero hay que ganar», aseguró el técnico enérgico, convirtiendo su discurso en una arenga a los periodistas. Tras la explosión, instantánea e imprevista, todo volvió a su sitio.

Fue un acto reflejo. El desastre de Santander ha marcado un punto de inflexión en la vida del Mallorca, que acaricia einfierno y quiere evitarlo a toda cosa. Reuniones, conjuras, más reuniones... No cabe duda que Cúper ha tensado la cuerda. El sonido de la alarma ya es ensordecedor. «¿La semana? Ha sido una de las mejores que he tenido. Ha sido tremendamente positiva y el equipo transmite enería positiva por los cuatro costados. El objetivo es claro: salir cuanto antes de esta situación ganado partidos lo más rápidamente posible. Sabemos que es difícil, pero somos optimistas y creemos en nuestras posibilidades, de tal manera que si alguien piensa en tirar la toalla es mejor que se aparte».

Cúper no tuvo problemas en admitir que su equipo lleva tiempo metido en arenas movedizas, aunque subrayó que todavía no ha agotado todas sus opciones para salir del descenso. «Tenemos muchos altibajos. No somos un equipo regular y ha sido así desde que llegué. A veces jugamos bien al fútbol, en otros no, es una cuestión general. Como entrenador debo atacar ciertos defectos y lo que realmente me preocupa es llegar a los 42 puntos. Todavía estamos a tiempo y vamos a intentarlo».