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31 de agosto de 1997. El estadio Lluís Sitjar desprende el aroma de las grandes ocasiones, el olor a fútbol de alto standing. Por primera vez en el último lustro, abre sus puertas para albergar un partido de la máxima categoría. Todo huele a nuevo. Ahí abajo, en el túnel, un entrenador desconocido suelta los nervios golpeando en el pecho de sus jugadores, un ritual que se convertirá en el símbolo de toda una época. De repente, con una salva de aplausos tronando en las viejas gradas de Es Fortí, los Roa, Olaizola, Marcelino, Iván Campo, Romero, Mena, Engonga, Palhinha, Stankovic, Moya y Amato. Carreras, Eskurza y Valerón desfilan durante el partido. El Mallorca tumba 2-1 al Valencia ante el delirio de la hinchada... Casi ocho años después, aquel técnico desconocido alcanzará el próximo domingo en Los Pajaritos, ante el Numancia, su centenario como entrenador del Mallorca en Primera División, un marca redonda que con anterioridad sólo un entrenador ha sido capaz de atrapar desde el banquillo balear epobler Lorenzo Serra Ferrer, con 184 partidos dirigidos.

El centenario de Héctor Cúper ofrece números diametralmente opuestos entre su primera etapa (97-99) y la actual. En esa era inicial, Cúper condujo al Mallorca al techo de su fútbol en dos años mágicos. En la primera campaña, 1997-98, el conjunto isleño finalizó quinto en la Liga merced a sus 16 victorias, 12 empates y 10 derrotas. El equipo consiguió 55 goles a favor y recibió 39. La puntuación final, 60 puntos, establecía un nuevo récord de puntuación en la historia rojilla en la máxima categoría.

En la siguiente campaña, a pesar de la desmantelación que sufrió la caseta con la marcha de sus mejores hombres (Amato, Mena, Valerón, Campo, Ezquerro...), el Mallorca se superó a sí mismo. Sumó 20 victorias y sufrió 12 derrotas. Marcó 48 goles y encajó 31. En el presente campeonato, desde que cogió las riendas del equipo en la décima jornada tras la destitución de Benito Floro, ha sido incapaz de aliviar la situación del Mallorca. Su hoja de servicios está cargada de números rojos. Sólo ha ganado 5 de los 23 partidos dirigidos, ha empatado 5 y ha perdido 13, más que en sus dos años anteriores. El equipo sólo ha marcado 20 goles, encajando nada menos que 42.