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Carles Domènec|BARCELONA
Rafael Nadal sonrojó ayer al luxemburgués Gilles Muller en su estreno en el Trofeo Conde de Godó. El tenista mallorquín, que llenó la pista central del Real Club de Tenis Barcelona pese a ser miércoles, se impuso por 6-0 y 6-2 en 53 minutos y avanzó a los octavos de final del cuadro donde le espera Dominik Hrbaty, el verdugo del equipo español en la primera eliminatoria de la Copa Davis 2005.

Se presumía un encuentro sin demasiados inconvenientes y Rafael Nadal lo convirtió en poco más que un entrenamiento. Frente a Gilles Muller, un tenista luxemburgués que entrenó una temporada bajo las órdenes de Pato Àlvarez, no tuvo el más mínimo inconveniente. Muller salió a la pista demasiado nervioso, impresionado por el escenario y por el rival, y cuando quiso darse cuenta había recorrido una maratón de un lado al otro de la pista intentando cazar los pelotados del mallorquín. Había pasado un cuarto de hora y a Rafael Nadal le había dado tiempo a romper tres veces el saque de su oponente, a ganar otras tres veces su servicio y a anotarse el primer parcial por un contundente 6-0.

El comienzo del segundo set hacía presagiar un nuevo resultado de escándalo. Nadal rompía el servicio de Muller en el primer juego y consiguió salvar dos pelotas de break para colocarse 2-0. En el noveno juego el luxemburgués sumó su primer juego (2-1) y se ganó la ovación del público de la central, un público que se está entregando por completo a Rafael Nadal, la gran sensación del torneo.