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La reapertura del Circuit Illes Balears lleva consigo también la puesta en marcha de uno de los grandes proyectos que el motociclismo balear tiene en mente. La escuela de pilotos, en la que la figura de Jorge Lorenzo supone la punta de lanza, empieza a adquirir forma. La idea de Chicho Lorenzo, padre del piloto del Fortuna Racing, se basa en un proyecto que espera dar frutos en cinco años tras su puesta en marcha. La academia de pilotaje, que tendrá su complemento en la escuela de educación vial en la que el Ajuntament de Llucmajor juega un papel clave, está orientada a chicos y chicas de a partir de dos años, cuya formación a nivel técnico y práctico será constante. La meta es potenciar la cantera y permitir que las jóvenes promesas del deporte de las dos ruedas tengan una oportunidad y para ello dispongan de los medios necesarios para llegar lejos en el motociclismo.

El proyecto cuenta con el apoyo incondicional del Govern y la Federación Balear de Motociclismo. En el mismo, además de las zonas técnicas y de boxes, se reservaría un espacio para la práctica del trial y una zona de asfalto, además de otra de tierra para realizar los entrenos, que se podrían prolongar al trazado del Circuit Illes Balears. La promoción del supermotard sería otra de las prioridades. La escuela de conducción y de educación vial son el eje sobre el que se vertebra un proyecto en el que Chicho Lorenzo lleva trabajando varios años. Su experiencia en la formación de Jorge y el amplio conocimiento del mundo del motor que posee son su carta de presentación. La posibilidad de que el Govern apadrine una escudería supondría la lanzadera perfecta para los alumnos aventajados de esta escuela, que entra en una fase clave para conocer su futuro más inmediato.

El Govern ya tiene en sus manos el proyecto, que tendría su centro de operaciones en unos terrenos anexos al Circuit Illes Balears de Llucmajor. Para ello, se trataría con la propiedad del mismo la cesión de los mismos. Allí se ubicaría la zona de boxes, para poder aprovechar la pista de cara a los entrenamientos. En un período de cinco años, podría aparecer la primera hornada de motociclistas, que con 10 años de edad estaría en disposición de dar el salto a la Península para medirse a los que deben ser sus rivales en las categorías de promoción. Así, cada dos años se renovaría la cantera y se ampliarían las posibilidades de que surgieran nuevos pilotos del calibre de Jorge Lorenzo, cuya formación ha corrido de la mano de Chicho.