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Xisco Cruz / Carlos Montes de Oca
Fernando Baiano acertaba a empujar un balón que se había enredado en el área chica y el Levante empezaba a languidecer ante el Málaga. Un poco más tarde, Arango sellaba el triunfo del Mallorca luego de un zurdazo imponente. La distancia entre ambos equipos se iba limando, hasta tal punto que Schuster perdía el cargo apenas minutos después de perder el tercer partido consecutivo. El consejo de administración del Levante le daba la alternativa a José Luis Oltra, técnico del filial, y un día más tarde su presidente, Pedro Villarroel, anunciaba que había miedo al descenso. Lo hizo afirmando todo lo contrario: «El Mallorca es carne de Segunda». La guerra por la salvación ha co- men- zado. Pedro Villarrroel es un empresario de 46 años que cumple su sexta temporada como máximo mandatario del Levante. Es un gestor valiente, atrevido, que fue capaz de edificar un gran equipo desde la Segunda B y meterlo en Primera. Sin embargo, ayer dio los primeros síntomas de que recela de la trayectoria de su equipo, que sigue metido en una enorme madeja. Fue durante la puesta de largo de Oltra: «Lo siento mucho por Mateo (Alemany), porque es mi amigo, pero el Mallorca es carne de Segunda», espetó ayer ante los medios de comunicación.

Trata el dirigente del Levante de darle una palmada en la espalda a su proyecto, pero lo único que ha logrado es darle un argumento al mallorquinismo para creer que seguir en Primera es algo tangible. Villarrroel aseguró poco después que el equipo granota tiene un margen suficiente como para abrazar la permanencia a final de curso: «Nosotros no tenemos la permanencia atada, pero quedan cuatro partidos y nos separan cuatro puntos más el golaverage», dijo el presidente. El Mallorca ha evitado pronunciarse sobre las declaraciones de Pedro Villarrroel, porque en el club consideran que lo único que importa actualmente es salvar la categoría. Por eso nadie en el club quiere valorar las manifestaciones del presidente del Levante.
Lo cierto es que al mandatario del Levante no le falta razón. El club del Ciudad de Valencia tiene un interesante margen sobre el Mallorca, pero la dinámica de los dos equipos es muy distinta. Los rojillos han llegado a estar a 11 puntos de los valencianos (en la 31ª jornada) e incluso a más en el arranque del campeonato, cuando el Levante era una de las revelaciones del torneo (13 puntos en la 10ª jornada y 12 en la 11ª). Sin embargo, ahora todo es muy distinto. En las tres últimas semanas el Mallorca ha logrado reducir esa diferencia de una forma ostensible hasta quedarse a cuatro puntos. Además, el equipo de Cúper se ha apoyado en el temible calendario que le espera al Levante, que cierra el campeonato ante Barça, Valencia y Villarreal. El Levante llegó a ser tercero en la décima jornada y, después de ganar en Palma, parecía haberse metido la permanencia en la mochila, pero el escenario ahora es distinto. Hace dos jornadas que los levantinistas ocupan la 17ª posición y desde la 26ª jornada se manejan por la zona delicada de la tabla clasificatoria. El Levante ha tenido que despedir a su técnico, Bernd Schuster, primer síntoma de que las cosas no andan bien en la entidad azulgrana.