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Xisco Cruz
Históricamente, Riazor no había sido un escenario propicio para el Mallorca. Allí no había ganado nunca en Primera División hasta la pasada temporada, en la que venció 0-2 de la mano de Luis Aragonés. Antes sólo había acumulado encontronazos y bofetadas, como aquella goleada sangrante de la temporada 01/02 en un partido que acabó 5-0 con una exhibición de Diego Tristán. Y en ese recinto se va a jugar el equipo de Cúper la permanencia el próximo domingo ante un Deportivo que apenas tiene algo que echarse a la boca. Acaso las despedidas de Mauro Silva y Fran. Acaso la marcha más que probable de Javier Irureta. Tal vez las ganas de comprobar la evolución de Xisco.

Andaba el campeonato 03/04 por la 9ª jornada y el Mallorca estaba metido en un buen lío. El consejo de administración había despedido a Jaime Pacheco tras perder en Albacete y Tomeu Llompart había tomado el relevo de forma efímera ante Osasuna, allá por el sexto partido del curso. El club le hizo un guiño a Luis Aragonés y el preparador de Hortaleza aceptó el reto de volver a la Isla. Agarró al equipo en la 7ª jornada y recibió dos malas noticias: las derrotas en el Calderón ante el Atlético y en Son Moix ante el Barcelona. El Mallorca ocupaba la 18ª posición de la tabla cuando visitó Riazor. El Deportivo era el líder y pocas cosas invitaban al optimismo. Con todo, el equipo balear logró un triunfo memorable, gracias a la puntería de Etoo (marcó de penalti) y a la pegada de Bruggink, que certificó la victoria en el minuto 88 (0-2).

Es la única alegría que se ha concedido el Mallorca en A Coruña, donde nunca había logrado ganar en Primera. En la campaña 02/03 arrancó un empate (2-2) y en la 01/02 fue zarandeado (5-0). Empató a uno en la temporada 00/01 y perdió por la mínima en la 99/00 (2-1). Curiosamente, Cúper nunca ganó en Riazor con el Mallorca. En 1997 arrancó un empate a uno en la segunda jornada de Liga y un año más tarde logró el mismo resultado allá por la octava. No es un escenario propicio para que el Mallorca se juegue la vida, pero atendiendo al triunfo del curso anterior el equipo de Cúper ha roto con una de las maldiciones que le persiguen en su historia en la máxima categoría: la de ganar en Riazor.