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Juan Amador (París)
Si hay alguien que debería sentirse celosa del protagonismo mediático de Rafael Nadal seguramente esa es Nuri Llagostera. La tenista de Cala Millor está firmando la mejor temporada de su carrera deportiva. Ha ganado su primer torneo WTA (Rabat) y ayer se clasificó para octavos de final de Roland Garros, su mejor resultado en un Grand Slam. Pero la jugadora mallorquina no ha mostrado ningún mal gesto, más bien todo lo contrario. Tras eliminar en tercera ronda a Nathalie Dechy (7-6 y 6-3 en 1 hora y 34 minutos) dijo que se sentía orgullosa de contribuir al éxito del tenis balear y comentó que tiene claro que el protagonismo hay que ganárselo. En una semana en París se ha convertido en la nueva Arantxa Sánchez Vicario y ya tiene en el punto de mira a su nueva víctima, Maria Sharapova.

Nuri Llagostera volvió a demostrar ayer que tiene mucho coraje. Entró a la pista Suzanne Lenglen (la segunda pista más importante del complejo de la Porte d'Auteuil) con la idea de variar constantemente el juego a Dechy. Quería jugarle una pelota rápida y una alta. Pero la jugadora francesa leía perfectamente sus pelotas altas, se metía bien en la pista y colocaba constantemente puntos ganadores. Cuando la de Cala Millor se vió 2-5 en el marcador decidió que había que optar por otra táctica. De repente comenzó a lanzar pelotas largas, a buscar puntos ganadores y a mover constantemente a su oponente.

A medida que Llagostera se acercaba en el marcador, Dechy se desquiciaba. Tanto que cuando el partido llegó al tie break la mallorquina ya dominaba con total autoridad. Se impuso por 7-1 y la voz de su madre, María, ganaba protagonismo en la grada. Dechy estaba tocada y Llagostera continuó apretando. Se colocó 3-0 y ganó el quinto juego cuando parecía que la francesa intentaba reaccionar (4-1). El partido estaba sentenciado (6-3) y Nuri se ganaba el pasaporte para octavos de final, el mejor resultado de su carrera en un Grand Slam.