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Amador Pons|PARÍS
Justine Henin-Hardenne representa en el tenis femenino lo que significan Roger Federer y Rafael Nadal en los cuatros masculinos. En un deporte en el que las nuevas generaciones parecen cortadas por el mismo patrón -todas son altas, delgadas y pegan a la pelota igual-, la jugadora belga es la única que tiene en su raqueta la magia que ya pasearon por París jugadoras como Steffi Graf. Su recuperación significa la mejor noticia. Ayer se deshizo de Maria Sharapova en dos cómodos sets (6-4 y 6-2) y lanzó un mensaje a la rusa y a la también eliminada Lindsay Davenport: ella vuelve a contar en la lucha por el número uno del mundo. Ahora que el tenis femenino se limita a pegar latigazos desde la línea de fondo y a olvidar todas las pelotas que se alejan dos metros de tu posición, Justine Henin-Hardenne representa la mejor versión actual del tenis femenino. Domina todos los efectos, sabe moverse lateralmente y hacia delante y su juego en la red es sobresaliente. Campeona en Roland Garros en 2003, ha superado todas las lesiones que le han mantenido alejada durante un año de las pistas. Su regreso está siendo sobresaliente. Lleva una gran racha y ya se ha colado a las semifinales donde va a medirse con la rusa Nadia Petrova.

Petrova alcanzó la penúltima ronda del cuadro tras deshacerse con gran comodidad de Ana Ivanovic, otra de las jóvenes bellezas que está irrumpiendo en el circuito. Fue un partido sin historia, en el que la jugadora serbia no pudo rendir al nivel que le había permitido doblegar en rondas anteriores a favoritas como Amelie Mauresmo. La afición francesa continúa agarrándose a Mary Pierce para volver a celebrar el triunfo de una compatriota en Roland Garros. Ayer la jugadora gala protagonizó una victoria rehabilitadora. Eliminó a la número uno del mundo, Lindsay Davenport, y se mostró tremendamente segura en sus tiros. Pierce, que ya sabe lo que es ganar en París, está disfrutando estos días de una segunda juventud y aspira a repetir la hazaña que ya lograra en el 2000. Desde entonces no ha cosechado ningún resultado destacado en un Grand Slam y ahora se encuentra ante una oportunidad prácticamente única. Se enfrentará en las semifinales de la parte alta del cuadro con Elena Likhovtseva, que ayer superó en los cuatros de final a la joven Sesil Karatantcheva, una búlgara de quince años que ya se perfila como la tenista del futuro. Los partidos de semifinales del cuadro femenino se disputarán mañana jueves, mientras que la final está programada para el sábado. Pierce y Henin se perfilan como las favoritas.