Rafael Nadal no podía hacerse un regalo mejor el día de su
cumpleaños. El tenista mallorquín superó en el mejor partido del
torneo a Roger Federer (6-3, 4-6, 6-4 y 6-3 en dos horas y 47
minutos) y se clasificó para su primera final de Grand Slam.
Luchará por la Copa de los Mosqueteros ante Mariano Puerta, y lo
hará instalado en el cuarto puesto del ránking ATP. Ganar Roland
Garros le permitiría ascender a la tercera posición y le situaría
como número uno de la Carrera de Campeones. Se encontraban los dos
mejores jugadores del momento en la pista central de Roland Garros.
Era un duelo galáctico. El Rey contra el Príncipe heredero. La
clase contra la bestia. Nadie que vió el choque pudo irse
desilusionado. Fue un encuentro espectacular. Pelotazos constantes
a velocidades increíbles. En toda ese extasis de tenis, Rafael
Nadal se ganó el pasaporte para el partido más importante de su
carrera deportiva. El ganador más joven de la Copa Davis, el dueño
absoluto de los torneos de tierra batida, el jugador con mayor
proyección del mundo, vivirá mañana domingo su primera final de
Grand Slam. Lo hará después de haber desquiciado al número uno del
mundo.
Cuando Rafael Nadal y Roger Federer saltaron a la pista central,
el sol aparició. Ni siquiera él quería perderse el duelo entre
estos dos dioses de la raqueta. La pista ganaba velocidad gracias
al efecto de los rayos solares y Nadal comenzaba el partido como
más le gusta: rompiendo el saque de su rival. La irrupción del
mallorquín en el encuentro fue explosiva. Su dominio era absoluto.
Ganaba sus saques con claridad y tiene opciones en los servicios
del número uno del mundo (4-1 y saque para Nadal). La primera manga
estaba en el bolsillo del balear, aunque el parcial se volvió loco
en el desenlace con cuatro roturas consecutivas (6-3).
En el cambio tras el primer set apareció la lluvia y las
condiciones comenzaron a sonreir a Federer. La pista se volvió más
lenta y las pelotas se hincharon. Los tiros de Nadal perdían efecto
y el número uno del mundo se fue metiendo poco a poco en la pista.
El número uno del mundo se colocó con 1-5 muy rápido. Pero Rafael
Nadal no se ha rendido nunca y tampoco lo hizo ayer. Luchó el
parcial y llegó a colocarse 4-5. Federer tuvo que forzar al máximo
con su saque, pero consiguió equilibrar el partido (4-6). Pese a
que el partido estaba de nuevo en tablas, daba la sensación de que
Rafael Nadal dominaba el choque. Ni siquiera se inmutó cuando
Federer le devolvió el break en el séptimo juego (de 4-2 a 4-3 y
saque para el suizo). Sabía que tendría más oportunidades y en el
décimo juego, cuando el marcador se había puesto 5-4, le dió la
puntilla al número uno del mundo. No pudo aprovechar sus dos
primeras opciones, pero en la tercera ganó un punto impresionante.
Defendió un saque y dos derechas impresionantes de Federer, logró
tomar la iniciativa tras conectar un gran revés tras un remate de
Roger y amenazó al suizo con una gran derecha. El número uno del
mundo estaba vendido y Rafael sentenció el punto y el set con una
volea liftada de derecha paralela (6-4).
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