La época dorada del Real Mallorca lleva la rubrica de Mateu
Alemany. El cuño del presidente más prolífico de la entidad de
forma consecutiva en Primera División y del único que ha besado un
título grande (Copa del Rey'03) encabeza las páginas más gloriosas
desde que Adolfo Vázquez Humasque pusiera la primera piedra del
Alfonso XIII, nombre originario del Real Mallorca actual, el 5 de
marzo de 1916. Desde su ingreso en la entidad en 1989 como adjunto
a la gerencia, Alemany ha sido testigo directo de la expansión de
la entidad, de la etapa más brillante de la institución.
Diez temporadas en Primera, cinco en Segunda, 1 Supercopa, una
participación en la Liga de Campeones, dos subcampeonatos de la
Copa del Rey, otro de la Recopa de Europa y el título de Copa
conquistado en Elche en junio de 2003...Ha conocido a cinco
presidentes (Miquel Contestí, Pau Llabrés, Miquel Dalmau, Bartolomé
Beltrán y Guillem Reynés) y más de una docena de entrenadores
(Llorenç Serra Ferrer, Jaume Bauçà, Nando Pons, José Antonio
Irulegui, Mané, Víctor Muñoz, Tomeu Llompart, Héctor Raúl Cúper,
Mario Gómez, Fernando Vázquez, Luis Aragonés, Bernd Krauss, Sergio
Kresic, Gregorio Manzano, Jaime Pacheco y Benito Floro).
Su primera final, en 1991. Con apenas doce meses en el cargo, el
Mallorca se metió por primera vez en su historia en la final de la
Copa del Rey. El sábado 29 de junio de 1991 fue un día histórico
para la Isla. A pesar de jugar en Madrid ante el Atlético, el
equipo entonces dirigido por Llorenç Serra Ferrer estuvo
extraordinario y sólo la mala suerte en la prórroga le privó del
título.
La primera gran crisis. La resaca de la Copa produjo
consecuencias devastadoras para el futuro inmediato del Real
Mallorca, que acabó descendiendo a Segunda División apenas un año
después de jugar la final de Copa. En la temporada 1991-92, cuando
el fútbol se preparaba para afrontar la conversión de los clubes en
Sociedades Anónimas Deportivas, Pau Llabrés sustituyó al dimitido
Miquel Contestí. Mateu Alemany vivía su primera gran crisis.
Llegada de Dalmau. La gestora presidido por Llabrés tuvo que
hacer frente a los pasos previos a esa conversión, aunque fue una
nueva directiva, presidida por el doctor Dalmau y arropada por un
grupo de empresarios, como Cristóbal Pizá o Gabriel Barceló, la que
aportó el dinero necesario para cubrir el capital social.
Travesía por el desierto. El primer objetivo que se marcó Miquel
Dalmau fue el de ascender a Primera en un plazo de tres temporadas.
Para ello, diseñó un equipo competitivo y le dio plenos poderes a
Serra Ferrer. Después de una primera vuelta excepcional, el
Mallorca comenzó a flaquear en el tramo final, perdió el ascenso en
la última jornada y Serra Ferrer fue destituido. En la siguiente
campaña, 93-94, el Mallorca se desprendió de sus principales
figuras porque necesitaba sanear sus delicadas arcas. Aún así, el
equipo rozó la promoción. Al año siguiente, el caos. Lo prioritario
no era ascender, sino mantener la categoría en Segunda División.
Hasta que llegó Bartolomé Beltrán.
Irrumpe Beltrán. Tras varios días de especulaciones, Miquel
Dalmau confirmó el 22 de agosto de 1995 que Vita Planing S.L.,
empresa propiedad del doctor mallorquín Bartolomé Beltrán, se hacía
cargo del 83'47% de las acciones del Real Mallorca SAD a cambios de
unos 100 millones de pesetas. Beltrán había recibido el encargo de
Antonio Asensio de comprar el Mallorca. Comenzaba una nueva etapa y
Alemany accedía al cargo de director general de la entidad.
Regreso a Primera. Después de un intento frustrado en la
temporada 1995-96 y de cinco campañas en einfierno, el Mallorca
regresaba a la nobleza. Un gol de Carlos en Vallecas supuso el
final de una travesía por el desierto de un lustro y del inicio de
una nueva etapa.
La «era Cúper». Bartolomé Beltrán apostó por un desconocido
técnico argentino, Héctor Raúl Cúper, para conducir el proyecto en
la nobleza. El equipo fue superando objetivos poco a poco, acabó
quinto en la Liga y subcampeón de Copa. Mateu Alemany vivió un
verano movido y rentable para la entidad con los traspasos de
Valerón, Mena, Romero y Amato.
Asensio aparece. Días después de la renuncia de Beltrán tras la
final de Copa, se procede al traspaso de acciones. Vitaplaning
vende su paquete a la empresa Panterkar 3000. El presidente del
Grupo Zeta, Antonio Asensio, compareció el 15 de junio para
proclamarse propietario y nombrar a Guillem Reynés como presidente,
aunque sin ningún poder ejecutivo. Alemany ascendía al cargo de
consejero delegado. Sobre el césped, el equipo superaba sus mejores
registros y alcanzó la final de la Recopa en su debut
continental.
La oferta del Madrid. Después de una campaña marcada por el
batacazo ante el Molde, de los traspasos millonarios de Marcelino,
Lauren o Dani García, llegó un momento delicado. Florentino Pérez
se fijó en él para ocupar un alto cargo en el Real Madrid y
Alemany, después de varios días de incertidumbre, rechazó la
oferta. A cambio, Antonio Asensio le nombró presidente ejecutivo.
Fue el 30 de agosto de 2000. Unas semanas antes, Alemany cerró el
fichaje más importante de la historia: Samuel Etoo.
Copa y cambios. En el primer año bajo el mandato de Alemany, el
Mallorca de Luis Aragonés firmó sus mejores registros y peleó por
el subcampeonato hasta la última jornada, un año empañado por el
fallecimiento del propietario Antonio Asensio Pizarro. Después
llegó la clasificación para la Champions League y, un año más
tarde, la Copa del Rey. Ese título lo alteró todo. Bartomeu Cursach
adquirió el principal paquete y el club volvió a manos
mallorquinas. Doce meses después, Cursach vendió y Grande aumentó
su cuota de protagonismo dentro del accionariado. Con la novena
temporada consecutiva en Primera en el bolsillo, Alemany se tomó
unos días de respiro para decidir su futuro. Ayer, el presidente
dijo adiós a cinco años de mandato y a quince en el club.
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