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Àngel López|SAN ANTONIO
La lógica se impuso una vez más dentro del deporte y esta vez en el séptimo partido de las Finales de la NBA cuando un poco de calidad de la única súper estrella que había en la competición, el alero Tim Duncan, permitió a los Spurs de San Antonio ser nuevos campeones de liga. No hay más historia en un partido que finalizó 81-74 favorable a los Spurs ante los Pistons de Detroit, campeones defensores, que no pudieron repetir el título, y que confirmó la poca calidad que hay en el actual baloncesto de la NBA. Duncan, que falló 8 de 9 tiros consecutivos y estuvo 14 minutos sin anotar un sólo punto, al final logró 25 con 11 rebotes para decidir el triunfo de los Spurs y dar al equipo tejano el tercer título en las últimas siete temporadas.

Pero si los Spurs no ofrecieron nada en el apartado del ataque con la excepción de conseguir los puntos necesarios para ganar, los Pistons fueron sus peores enemigos al no arriesgar nunca con su juego y el líder que los había llevado hasta el séptimo partido, el base Chauncey Billups, esta vez su exceso de tranquilidad y frialdad le iba a costar quedarse sin el título. Desde el primer cuarto iba a quedar de manifiesto una vez más, que la defensa decidiría al conseguir un parcial de 18-16 favorable a los Spurs porque salió el veterano Horry para notar ocho puntos con dos triples consecutivos y una penetración. Nada cambió en el segundo cuarto, la defensa siguió siendo el punto de referencia del juego de ambos equipos, que estuvieron tres minutos consecutivos sin anotar un sólo punto cuando el marcador señalaba un parcial de empate a 25-25.

Las ausencias de los hombres altos de los Pistons, McDyess y Rasheed Wallace, con cuatro personales cada uno, permitió que Duncan surgiese con su mejor baloncesto, pero los Spurs no pudieron aprovecharse y el marcador parcial al finalizar el tercer cuarto era de 57-57 sin que hubiesen todavía surgido ni Billups ni Hamilton. Ahí acabó el protagonismo de los campeones de liga porque Duncan quería reivindicar su condición de estrella y con Ginóbili, en plan genial y explosivo, los Spurs se colocaron 72-65 cuando faltaban 2:54 segundos y en el SBC Center de San Antonio comenzaba la celebración del tercer título.