«Nuestro potencial punto débil es relajarnos, no luchar hasta el
final, no intentar probar que somos la buena elección para 2012»,
indicó el director general de la candidatura, Philippe
Baudillon.
París combate ese peligro con continuas declaraciones que
insisten en que la carrera olímpica no está ganada y que Madrid,
Londres, Nueva York y Moscú son también «excelentes candidatas».
Pero la humildad con la que viajan contrasta con la mal disimulada
euforia que reina en el equipo.
La fiesta para celebrar la obtención de los Juegos está ya
preparada en diversos puntos del país. Las fuentes de París han
sido equipadas para lanzar confeti en caso de victoria y una
campaña de carteles está lista para invadir la ciudad con un único
mensaje: «Gracias». El Tour de Francia también tiene previsto
celebrar el eventual triunfo de París.
Todo el mundo les señala como favoritos y de que su informe ha
sido muy alabado por la Comisión de Evaluación del COI.
Además, el compromiso parece mayor que hace cuatro años, cuando
París perdió los Juegos contra Pekín, que en 2008 tomará el relevo
de Atenas. Para defender la candidatura francesa acudirá a Singapur
el presidente, Jacques Chirac, mientras que en 2002 la máxima
autoridad política fue el primer ministro.
La presencia del jefe del Estado galo en el momento en el que
tomarán partido los últimos electores indecisos marca el compromiso
al más alto nivel que quiere poner París en esta carrera olímpica.
París ha propuesto al COI unos Juegos «compactos», en los que no
hay grandes instalaciones que construir y todas ellas tienen ya una
utilidad post-olímpica.
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