Boonen recupera para su país los laureles de los mundiales, pues
desde 1996, en la ciudad suiza de Lugano, ningún belga subía a lo
mas alto del podio de los campeonatos. En aquella ocasión lo hizo
Johan Museeuw.
Los españoles defendían el título de los dos últimos años con
Igor Astarloa (Hamilton'03 donde Valverde fue plata) y el pasado
año con Oscar Freire (Verona'04) y gran ausenten en los campeonatos
debido a una lesión que arrastra desde principio de temporada.
Boonen invirtió en los 273 kilómetros, 13 vueltas a un circuito de
21 kilómetros, 6 horas, 26 minutos y 10 segundos, mismo tiempo que
sus acompañantes en el podio Valverde y Geslin los grandes
triunfadores del mundial, pues en el momento clave dieron de rueda
a ilustres como el italiano Paolo Bettini, muy activo en la parte
final, pero que pago cara su osadía al igual que el kazako
Alexander Vinokourov.
La carrera comenzó como suele ser habitual en una gran clásica.
Muchos ataques desde el principio; corredores desconocidos que
aprovecharon la oportunidad para acaparar el protagonismo y en esta
ocasión se lo llevaron el búlgaro Krasimir Vasilev y el kazako
Dmitry Muravyev.
Vasilev fue el que rompió la carrera y Muravyev el aventurero
del día. Estuvo escapado de la vuelta tres a la décima. Cerca de
150 kilómetros y durante mucho tiempo tuvo como compañeros de
aventura a los Vasilev, al estadounidense Saul Raisin y al
colombino Juan Carlos López Martin.
Llegaron a tener hasta más de diez minutos de ventaja, pero
cuando llego la hora de la verdad, a mitad de las trece vueltas que
tenían que dar, debido al trabajo principalmente de los españoles,
las ilusiones de Muravyev y compañía llegan a su fin falta de unos
sesenta kilómetros para el final.
En la parte final, a falta de tres vueltas, los equipos fuertes
comenzaron a descubrir sus cartas. La primera en hacerlo fue la
selección española con Oscar Peireiro. Un latigazo que rompió el
pelotón principal, pues en cabeza quedaban diez corredores, entre
ellos los también españoles.
Como suele ser habitual fue en la vueltas finales, en este caso
en las dos últimas, cuando la carrera entraba en su fase decisiva.
Fueron los españoles, por aquello de estar en casa y defender el
título, los primeros en descubrir sus cartas con un ataque de Óscar
Pereiro que corto el pelotón dejando a diez corredores al frente
entre ellos a Martín Perdiguero y Valverde.
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